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Después del 23F

Lo único cierto es que pasaron los minutos, las horas, los días, las semanas y los meses y Maduro da la impresión de estar más atornillado que antes al solio en Miraflores.

Hace un año estaban en tierras cucuteñas los presidentes Miguel Piñera, de Chile; Mario Abdo, de Paraguay; Iván Duque, de Colombia, y el líder opositor de venezolano, Juan Guaidó, con ocasión de la jornada que en ese entonces contempló el Concierto Aid Live, el intento fallido de ingresar ayudas para el pueblo del vecino país y de acelerar el cambio del régimen que preside Nicolás Maduro .

Hoy están viviendo en Cúcuta 135.000 migrantes de los 185.000 asentados en Norte de Santander, todos ellos del total 1’630.000 que han llegado a Colombia, en el mayor éxodo nunca antes registrado.

La presión sobre los  diversos servicios ha sido enorme, como lo muestra la deuda de $55.790 millones que el Gobierno Nacional tiene pendiente de pago con el Hospital Erasmo Meoz, por brindarles atención de salud a los migrantes. 

En medio de todo esto resulta muy diciente lo expuesto por el alcalde  de  Villa del Rosario, Eugenio Rangel Manrique: “Somos el municipio de Colombia más afectado por la crisis migratoria, pero también el más olvidado”.

Mientras el sector educativo departamental y municipal, igualmente, registra una ascendente matrícula de estudiantes venezolanos en primaria y bachillerato, el alto flujo de personas por los puentes internacionales fronterizos es la constante diaria, la mayoría de ellos para hacer mercado y compras de otros productos básicos y medicamentos en Cúcuta, mientras que otros toman a la ciudad como punto final de su largo periplo para escapar de los problemas que los agobian en su patria, producto de un coctel de factores internos y externos.

 Un año después del 23F de 2019, lo único cierto es que pasaron los minutos, las horas, los días, las semanas y los meses y Maduro da la impresión de estar más atornillado que antes al solio en Miraflores.

 Por algo será que hace pocos días  el Grupo de Lima, una de las organizaciones más activas en el continente americano  contra el régimen imperante, decidió darle  un volantazo a las estrategias para buscar el cambio en las estructuras democráticas del otrora boyante vecino petrolero.

Se habla de convocar a la comunidad internacional para llevar a  cabo los esfuerzos sin exclusión alguna, razón por la cual se ha convocado a Cuba para que ayude a la búsqueda de la ruta que permita solucionar la grave crisis en Venezuela.

Por la siguiente declaración entregada por el coordinador de este bloque de países americanos, Hugo De Zela: “Creemos que cada país puede ayudar. De hecho, hay tres miembros del Grupo de Lima hablando actualmente con los cubanos para ver si están dispuestos a ayudar”, se  ve que hay un importante avance.

El papel de Cuba en la consolidación de una estrategia que permita ponerle fin a la tragedia venezolana es trascendental por su cercanía ideológica con el gobierno de Caracas, con el que además tiene lazos de diversa índole.
Es imperativo el trabajo conjunto de toda América Latina y el Caribe en  buscar una “salida pacífica y democrática” al problema venezolano que a todos toca, por la gigantesca oleada migratoria que no cesa.

Hay que dejar de lado las posiciones ideológicas y las excesivas muestras de guerrerismo y las posiciones irreconciliables, puesto que en nuestro caso, lo más importante sería, pensar en como empezar a restablecer relaciones, y buscar ese punto en el que se pueda hallar la fórmula para iniciar la transformación y la recuperación venezolana, alejada, por supuesto, del intervencionismo o la solución armada.

Domingo, 23 de Febrero de 2020
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