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Editorial
Después del ojo afuera…
Cerro Mono, una reserva estratégica de agua, fue devastado en pocos meses.
Viernes, 8 de Marzo de 2019

Se cansaron de advertir por todos los medios, sin atendiera sus llamados a evitar la que hoy es una tragedia enorme. Los campesinos de Palmarito hicieron todo lo que estuvo a su alcance para que el Estado actuara, a fin de evitar lo que ahora ya no tiene remedio: la devastación de su región por los mineros ilegales y los cultivadores de coca y de palma africana.

Ahora, cuando parece imposible solucionar los muchos problemas causados por la ilegalidad, entonces sí, el Municipio, Corponor, los organismos de control, se muestran sorprendidos de que en sus narices hubiera ocurrido lo que ocurrió.

Cerro Mono, una reserva estratégica de agua, fue devastado en pocos meses, por mineros ilegales del carbón y cocaleros, y sus alrededores sembrados de palma, y como consecuencia, unas cien nacientes de agua desaparecieron para siempre y una carretera de unos cinco kilómetros cruza la zona de un extremo a otro.

La situación es tan grave, que al menos siete veredas carecen de agua para cualquier actividad, y sus habitantes podrían ser los primeros en la historia de este país de desplazados, en abandonarlo todo por la falta absoluta del líquido esencial.

Con el agua se fueron también, especies animales y vegetales, y lo que era una zona estratégica es ahora un campo deforestado, destruido, agujereado por la minería, una vergüenza, en fin, para todos los cucuteños, comenzando, claro, por sus autoridades.

¿En qué estaban tan ocupadas esas autoridades cuando los campesinos, sin recursos diferentes que su confianza en el Estado, advertían de la tragedia, además de que, según les atribuyen, explicaban que los mineros argumentaban disponer de licencias que obtuvieron en Corponor, por medios “non sanctos”?

¿Dónde han estado estos últimos meses la fiscalía, la procuraduría y, en fin, todos los órganos de control —sabedoras de lo que sucedía, porque de la Alcaldía les debieron informar— cuando el hermoso y frondoso bosque era devastado para abrir claros para los cocales?

Por lo pronto, técnicos de Corponor admitieron que es antitécnica la minería que se practica en Cerro Mono, porque ‘no cumple con los estándares ambientales y mineros’. Pero es que el problema no está allí, en si es técnica o no esa minería, sino en el hecho de que se practica en una zona estratégica para conservación del agua, en una ciudad que muere de sed porque tampoco cuidó sus ríos ni hubo una sola autoridad que lo evitara.

En recientes visitas al corregimiento, para establecer en la realidad lo que allí ocurre, estuvieron todas las autoridades locales y regionales comprometidas en situaciones similares. La única ausencia, muy notoria y decepcionante, fue la de la Alcaldía de Cúcuta, a pesar de que es a esa entidad a la que le cabe la mayor responsabilidad en los daños y en la que podría ser casi imposible recuperación.

El daño causado es inmenso, porque las fuentes de agua que se secaron ya no volverán a generar vida, y de no ponerle freno, toda la región se verá obligada a abandonarlo todo, por razón ya no de grupos armados, como ha sido la costumbre, sino de la absoluta inacción de algunas autoridades.

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