La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Día de la Mujer

En el mundo, de acuerdo con datos de la ONU, menos del 25% de los parlamentarios eran mujeres, en 2019, y una de cada tres mujeres sigue sufriendo violencia de género.

Contexto es lo que se necesita en estos tiempos en que la memoria histórica tiende a borrarse, tergiversarse, escribirse a conveniencia o, simplemente, desconocerse. 

Razonando desde esa óptica, el Día de la Mujer no puede quedar circunscrito a las banalidades de la sociedad de consumo de darles una rosa, obsequiarles una chocolatina, un regalo, una salida a cenar o llevarlas a un paseo de olla al río para celebrar esta fecha.

Históricamente, marzo de 1857 y de 1908 aparecen como las fechas en que se sucedieron protestas de mujeres trabajadoras en Estados Unidos contra la precarización laboral, la reducción de los horarios de trabajo, el aumento de salarios y el derecho al voto.

Esto confirma la importancia y la trascendencia de las luchas -algunas saldadas con fuerte represión y cientos de muertes- que ellas dieron hace más de un siglo por lograr importantes reivindicaciones y avances que hoy están vigentes y favorecen a muchísimas en el mundo.

Después, en 1975, el 8 de marzo fue oficializado por la Organización de Naciones Unidas en la búsqueda de la igualdad y la no discriminación hacia la mujer. Lo más curioso es que hoy la ONU, por intermedio de su secretario general, António Guterres, admite tácitamente que el primer propósito no se ha logrado, al dar a conocer este mensaje: “El siglo XXI debe ser el siglo de la igualdad de la mujer. Contribuyamos a que lo sea”.

Consecuentes con el hilo histórico, el máximo vocero del organismo multilateral trajo una consideración evaluativa que señala como los siglos de discriminación y de patriarcado muy arraigado han creado una enorme brecha de poder entre los géneros en nuestras economías, nuestros sistemas políticos, nuestras empresas y nuestra cultura.

Eso lo vemos todos los días, decir esto no es ideologización sino confirmación de que en esta era tenemos que cerrar esas enormes diferencias entre el hombre y la mujer, porque somos humanos y como tal debemos tener las mismas oportunidades sin desigualdades o favorecimientos extremos.

Se dan cuenta por qué hoy no todo puede limitarse a una felicitación o un  simple obsequio. El deber como sociedad dejar de seguir vista ni tratada ni como esclava en la casa ni como objeto sexual, dentro de las teorías machistas que están llamadas a ser recogidas y archivadas.

En feminicidios, violencia de género e intrafamiliar, ya es hora de que los gobiernos, utilizando la herramienta de la educación, actúen para ir desmontando ese comportamiento pendenciero de que ‘el macho golpea y somete a su mujer’.

A la mujer colombiana debemos reconocerle hoy que ha jugado un papel muy importante en la construcción de nuestro país, en la consolidación de la democracia cuando ganaron la lucha para ellas poder votar, a mediados del siglo pasado.

Pero no solo hay que darles una palmadita en el hombro. No señor. Hay que despojarnos de hipocresías y realmente darles la igualdad laboral, en materia de salarios y de cargos, que tengan las mismas probabilidades y posibilidades para hacer empresa, sacarlas definitivamente del conflicto armado donde son utilizadas, lamentablemente, como un botín de guerra por los grupos armados, no estigmatizarlas como consecuencia de sus posiciones políticas, sociales, religiosas y culturales. 

El mejor mensaje para ellas salió de una declaración de Guterres: “Es hora de dejar de intentar cambiar a las mujeres y de empezar a cambiar los sistemas y los desequilibrios de poder que impiden a las mujeres alcanzar su potencial”.

Image
La opinión
La Opinión
Sábado, 7 de Marzo de 2020
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día