En medio de una reunión de Consejo Departamental de Paz se dio a conocer por parte de la Gobernación de Norte de Santander una serie de compromisos en desarrollo del diálogo social territorial como consecuencia del paro nacional que estalló el pasado 28 de mayo, convirtiéndose ya en el más prolongado del que se tenga referencia en Colombia.
Lo importante de todo esto es lograr el cumplimiento de los compromisos asumidos para ayudar realmente a aflojar la válvula de agitación social en que se plantea la urgencia de atajar la injusticia social, porque de lo contrario las promesas incumplidas solo conducen a más problemas.
Es tan importante que los anuncios hechos por la administración departamental tengan unas fuertes bases, que en realidad empiecen a ayudar por ejemplo a que se desbloqueen las vías y se permitan el tránsito de alimentos e insumos y mercancías.
Ese diálogo social que impulsa el gobernador Silvano Serrano es fundamental y se le debe apostar a su éxito, porque por ejemplo es trascendente lo dicho de que 47.000 estudiantes de las universidades públicas de la región tengan de nuevo matrícula cero en el segundo semestre, como ya se hizo como apoyo para enfrentar los golpes de la pandemia.
Entender que esos $22.000 millones que son trascendentales en la educación, es la forma de irles garantizando un derecho a los jóvenes, como lo señala la Constitución. En eso Norte de Santander ya es experto y la garantía de que se hará no es necesario exigirla, porque la realidad ha probado que sí es aplicable.
Pero además, en la universalización de la educación superior, sacar adelante la Universidad del Catatumbo con recursos económicos provenientes del Sistema General de Regalías es otra de las opciones de cerrar la brecha y de proyectar un nuevo esquema donde se plantee el pensum de acuerdo con las mismas necesidades de la región y del empresariado. De esa forma se estará dando un cambio fundamental esperado por muchos.
Al analizar ese compromiso se nota que la juventud y la mujer -tan golpeados en la región por la exclusión, el desempleo y la falta de oportunidades- se nota que se encuentran en su parte medular y ojalá los 5.000 proyectos de emprendimiento que prometió ayudar a sacar adelante, se transformen en la salida indicada a los inconvenientes de empleo y para cerrar el camino a la informalidad.
Todos debemos entender que muchos de los inconvenientes no son ni de hoy ni de hace un año. No. Es que esos males ‘envejecieron mal’ y al acumularse sin solución alguna y agregada la pandemia, provocaron una ola de deterioro socioeconómico, que de lógica es mejor salirle al paso y definir acciones de corto, mediano y largo plazo.
Uno de esos asuntos del que se ha escuchado desde antes de la pandemia y del que se hablaba antes del paro, es el del pésimo estado de las vías terciarias que en este momento de protesta social pues entró a hacer parte de una urgencia a solucionar.
En dicho asunto, es de la mayor trascendencia que el Gobierno Nacional nos apoye y desde Prosperidad Social y el Instituto Nacional de Vías, nos dé la mano con los $50.000 millones que la Gobernación gestiona para consolidar los planes que tiene previsto desarrollar con el fin de levantar el bloqueo que los caminos de herradura le imponen a los productores del campo para sacar sus cosechas.
Hay que acompañar a la administración departamental en esa misión para que la palabra comprometida se vuelva realidad y así desactivar la gravedad de los males.
