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Disfracémonos de ciudadanos

Probemos lo importante que es dejar la apatía y el individualismo.

Aprovechemos que el coronavirus ‘espantó’ el Halloween  y en lugar del disfraz de superhéroe, de princesa o de villano, pongámonos el disfraz de ciudadanos comprometidos con nuestros cuarenta municipios de Norte de Santander.

Hagamos cosas sencillas como no botar basura a la calle sino depositarla en las canecas y en el paseo al río no arrojar los desperdicios a la corriente sino echarlos en los recipientes. Y ese tapabocas tampoco lo tire porque ahora se está convirtiendo en un grave elemento contaminador.

No se pase el semáforo en rojo. Respete la cebra. No les eche el carro o la moto a los peatones y como ciclista o motorista acate las reglas y espere a que la luz verde le permita seguir adelante.

No devuelva los mensajes de WhatsApp mientra va caminando  o conduciendo la motocicleta ni tampoco se distraiga con las conversaciones telefónicas.

 Siembre otro árbol así ya tenga uno al frente de su casa, trate de que las podas sean para evitar que afecten las cuerdas de la luz o de la telefonía, pero no para dejarlos sin ramas ni hojas y mucho menos tumbarlos sin razón aparente.

Más bien motivemos y participemos en brigadas para el repoblamiento vegetal de las cuencas y microcuencas hidrográficas para la conservación de los caudales de los ríos de la región, que son la fuente de agua de los acueductos locales.

Paguemos los impuestos en un esfuerzo para buscar que los municipios lo retribuyan con obras y proyectos de beneficio común, como debe ser.

Ejerzamos el derecho ciudadano a la denuncia, a la veeduría, al cuestionamiento y la exigencia al gobierno de turno, porque así como estamos cumpliendo los deberes ciudadanos, la administración está en la obligación de cumplir y atender a la ciudadanía.

Probemos lo importante que es dejar la apatía y el individualismo, porque la región necesita de dolientes que actúen mancomunadamente en la defensa del bien común y de que los recursos del Estado no se festinen.

Nuestro poder ciudadano es inmenso. Veamos que mediante la unión y los canales constitucionales podemos lanzar cruzadas para que desde la Alcaldía y los concejos seamos tenidos en cuenta para la búsqueda y concreción de soluciones a los problemas que nos aquejan.

Como vamos viendo, una sucesión de cosas cotidianas y casi imperceptibles a las que poco le ponemos atención, finalmente componen una gigante bola de nieve que ayudará a dispersar esos comportamientos faltos de civismo y de compromiso serio con el lugar en que se habita -tanto en materia de derechos como de deberes-.

 Ese ejercicio de ciudadanía tiene que igualmente derivar en un cambio contundente y definitivo en la forma de actuar en la época electoral, para que ni el dinero ni las emociones ni el malestar ni la apatía ni las componendas sean el norte en  los comicios locales y departamentales.

Como notamos, este no es un disfraz. Nuestro traje natural es el de ciudadanos y como tal debemos comportarnos. Así que no hay excusas, porque la consolidación del presente y futuro es un asunto que compete a todos.

Entonces, en estos cinco días en que el Halloween estará confinado, hagamos un piloto y acatemos las medidas de bioseguridad, para que este sacrificio nos lleve a ser ciudadanos ejemplares.

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Miércoles, 28 de Octubre de 2020
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