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Editorial
Dura caída
El registro marcó, como lo reseñó la entidad estatal un descenso que cerró en -6,8 %, en comparación con lo ocurrido en 2019 cuando el PIB se situó en 3,3 %.
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Martes, 16 de Febrero de 2021

Desde 1975, la de 2020 es de acuerdo con la historia que lleva el DANE, la más dura caída de la economía colombiana registrada por efecto directo del coronavirus.

El registro marcó, como lo reseñó la entidad estatal un descenso que cerró en -6,8 %, en comparación con lo ocurrido en 2019 cuando el PIB se situó en 3,3 %.

Con ese indicador se profundizará la discusión sobre la reforma tributaria que tendría como soporte gravar con IVA del 19% a unos  83 productos de la canasta familiar, estrategia en la que se sigue planteando por parte del Gobierno que la devolución de ese impuesto favorecerá a más colombianos.

A la luz de una búsqueda obligada de la reactivación para proteger al empleo y a las empresas, deberá sopesarse hasta qué punto sería recomendable gravar el bolsillo de los colombianos con el IVA a sus alimentos, en el entendido que eso podría generar recortes drásticos en el consumo, pérdida del poder adquisitivo y abrirá más rutas hacia la pobreza extrema.

Por algo será que el propio Fondo Monetario Internacional (FMI)  fue un poco moderado en sus recetario para enfrentar la crisis, como se lee en el  más reciente informe sobre la economía colombiana, donde entregó una recomendación que debe de tener asombrados a los economistas y analistas que propugnan por  modelos donde la regla fiscal se cumpla o se cumpla y que a los habitantes del país se le acumulen más y pesadas cargas impositivas.

“Volver a la regla fiscal en 2022 resultaría en un fuerte ajuste fiscal que podría descarrilar la recuperación. Nosotros estaríamos a favor de una reforma tributaria gradual porque hay que tener en cuenta la fortaleza de la recuperación, dadas las incertidumbres que tenemos presentes”, se lee en el informe dejado por la misión que terminó su labor la semana pasada.

Y viendo ese dato del DANE, cobra mayor razón lo que dijera la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) sobre el IVA a los alimentos, de que ocasionaría un retroceso en materia social en el país.

Algunos analistas comenzaron a decirle al Ministerio de Hacienda que voltee a mirar hacia otro lado y no al bolsillo de los colombianos, porque bien podría incrementarse la hambruna, la contracción en la demanda  y las bajas en las ventas porque muchos podrían ver mermados sus ingresos a causa de una cascada impositiva.

Más bien le dijeron que por fin se haga una gran gestión de cobro y de recuperación de esa cartera impositiva atacando con fuerza y seriedad la evasión fiscal, en donde se encuentran acumulados miles de millones de pesos que bien podrían ayudar a empezar a tapar el hueco fiscal en las finanzas del país.

Pero también hay otra posibilidad generadora de recursos al fisco, como es la revisión de las exenciones que muchas veces no se compadecen y terminan convirtiéndose en un gran boquete, cuyo cubrimiento requiere de reformas coyunturales.

El Gobierno y el Congreso deben emprender la gran reforma tributaria estructural con aplicación gradual, con reales componentes sociales, que le cobre más a quienes más tienen y que elimine puntos de fuga como la evasión, la elusión y las excesivas exenciones. 
 

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