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El clavo de la educación

Sin mano de obra preparada de acuerdo con las necesidades reales, se hace imposible para esta región competir.

Hay realidades que hacen dudar de la certeza de los múltiples diagnósticos a los que ha sido sometida Cúcuta en busca de establecer la causa de sus males y de posibles soluciones definitivas.

Una conclusión presente en los estudios señala hacia el Estado gran parte de la responsabilidad del atraso general de la ciudad. Pero, ¿en verdad es así, es la falta de interés de los gobiernos nacionales la causante de que la ciudad figure en los últimos lugares de cualquier medición que demuestre progreso?

También se culpa al hecho de ser una ciudad fronteriza, razón por la cual, han dicho algunos líderes regionales, la dependencia de los vaivenes de la economía y de la política de Venezuela impacta de manera esencial en la vida de Cúcuta. ¿Es este un argumento frágil, como otros, o es una realidad?

Un estudio de la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos acaba de acertar en la que consideramos la causa de las causas de la realidad económica, política y social de Cúcuta: la baja calidad, realmente bajísima calidad, de la educación. Y, la verdad, eso no depende del Gobierno central, sino del municipal, es decir, de la Alcaldía y del Concejo.

De 13 ciudades analizadas, Cúcuta es la última en materia de población con formación técnica o profesional, con solo 7 por ciento, una cifra que contrasta con el hecho de que esta es la sexta ciudad del país en población. La necesidad es real: según el estudio de la red, la tasa de ocupación de esta clase de trabajadores es de 80 por ciento, muy por encima del promedio nacional.

¿Dónde está, entonces, el problema? Quizás tenga que ver con que nuestros centros de estudio no aciertan en sus programas, que generan profesionales con conocimientos obsoletos o que, en el mejor de los casos, no son los que se necesitan en el mercado.

Este aspecto es muy fácil de apreciar en los estudiantes de comunicación social que, en lo relacionado con el periodismo, reciben formación según técnicas y estándares de hace más de 50 años, cuando se practicaba un periodismo que ya murió; la tecnología se lo llevó, enredado en los electrones de la internet.

Sin mano de obra preparada de acuerdo con las necesidades reales, se hace imposible para esta región competir en un mundo altamente competitivo, como el actual, donde cada día de tardanza en actualizar conocimientos es un año luz de ventaja que nos toma el mundo. Es una diferencia insuperable…

En vez de expertos en software, comunicaciones, mecatrónica, biotecnología, etc., ¿es oportuno continuar graduando oleada tras oleada de administradores y contadores (cuando no hay empresas para administrar o llevarles contabilidades), abogados y técnicos en comercio exterior y aduanaje (si la vía al exterior no existe), comunicadores (si los medios están cerrando)?

Mientras no nos pongamos a tono con el mundo y sigamos convencidos de que en la aldea global y en el mercado universal caben todos, menos nosotros, estaremos en reversa por la veloz autopista del desarrollo, expuestos a que en cualquier momento la ciencia y la tecnología acaben de pasarnos por encima…

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Martes, 19 de Marzo de 2019
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