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Editorial
El club de los 15
Asomunicipios es, realmente, un equipo de 15 fuerzas enormes encaminadas a poner a la región en los lugares que merece.
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Martes, 20 de Febrero de 2018

Con 25 años recién cumplidos, la Asociación de Municipios del Catatumbo, Provincia de Ocaña y sur del Cesar (Asomunicipios) es hoy el mejor ejemplo para imitar, no solo por el resto de Norte de Santander, sino del país, en todo lo relativo a trabajar mancomunadamente por una región.

Lo que acaban de lograr, con la Feria del Catatumbo en Bogotá, es un hito en la gestión regional ante el centro del poder público, y un punto alto, muy difícil de igualar por todos los congresistas de la región juntos, no solo porque cada uno va por su lado, sino porque carecen del poder de interlocución necesario.

Para la Feria, en la que expusieron al mundo todo su potencial —también sus grandes necesidades— lograron vincular nada menos que a la Vicepresidencia de la República, que les brindó todo el apoyo necesario para que el certamen fuera lo exitoso que fue.

En ese certamen, organismos del Estado, embajadas, agencias de cooperación y oenegés de diversa índole, comprobaron que, en realidad, no son 15 municipios de una región, sino una sólida unidad territorial que se ha lanzado, de una vez por todas, en busca del futuro que le han negado la guerra y todos sus protagonistas, incluido, para qué ocultarlo, el propio Estado.

Asomunicipios es, realmente, un equipo de 15 fuerzas enormes encaminadas a poner a la región en los lugares que merece, a pesar de los obstáculos de décadas y décadas, generados por la violencia, a su vez causada por tantos factores, que se haría largo enumerar.

En ese club de la pujanza están Ábrego, Cáchira, Convención, Ocaña, Hacarí, San Calixto, El Tarra, El Carmen, La Playa, Sardinata, La Esperanza y Villa Caro, en Norte de Santander, y Río de Oro y González (inactivo, por ahora), en el sur de Cesar.

Al inaugurar la feria, el vicepresidente, Óscar Naranjo, pronunció una frase que encierra una verdad que para muchos colombianos es difícil de aceptar, porque en esos olvidados municipios aún se huele la guerra y los intereses que priman son otros diferentes de la cultura agropecuaria: ‘Catatumbo es la despensa agrícola de Colombia’.

Ayer, martes, nada más, y después de escasos cinco meses, se comercializó la primera cosecha de fríjol y pimentón cultivados en Caño Indio, en un programa de sustitución de cultivos de uso ilícito apoyado por la Gobernación. Así de generosa es la tierra del Catatumbo…

Los directivos de la asociación son igualmente conscientes de lo que significan como motor de desarrollo social, político y económico, tanto, que para el año 2020 se ven consolidados como un ente de planeación y gestión subregional de primer orden en el país.

Realmente, ya lo son. No es gratuito que la propia vicepresidencia haya dejado de lado otros asuntos, para dedicarse a apoyar a Asomunicipios en una feria de la que los asistentes sin duda salieron con una imagen muy positiva del enorme cambio que se está dando en una de las regiones más vapuleadas por la guerra y olvidadas por el Estado.

Mañana será diferente. 

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