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Editorial
El Eln y los desertores
La cantidad de guerrilleros es más o menos la misma de soldados y policías desertores que están alojados en Cúcuta.
Miércoles, 8 de Mayo de 2019

Siempre, por razones de Estado, es decir, por asuntos que los países consideran de interés vital para ellos, los gobiernos permiten que en su territorio se desarrollen actividades que, en lo político, lo económico o lo estratégico, generen cualquier detrimento para los países vecinos. Todos los países han actuado así, y mucho más allá, incluso Colombia, cuando a juicio del Gobierno el régimen del otro lado le es inconveniente por una razón cualquiera.

Así, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, Colombia alojó a venezolanos opositores, mientras Venezuela hacía lo mismo con dirigentes liberales y algunos jefes de las guerrillas del Llano. Desde luego, unos y otros lo negaban de manera oficial y rotunda, aunque fuera para guardar las apariencias.

Desde hace largos años, a las guerrillas colombianas Venezuela les ha facilitado la permanencia en zonas fronterizas, mientras, ¿cómo negarlo?, en años recientes, Colombia no solo ha permitido que los opositores a la revolución socialista bolivariana permanezcan aquí, sino que ha liderado la acción política y diplomática en busca de sacar del Gobierno al presidente Nicolás Maduro.

Ese tipo de actitudes nadie las ignora en los gobiernos. Por eso, llama la atención la forma de la declaración del comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Luis Fernando Navarro, al decir que ‘nuestros informes de inteligencia son muy claros en determinar que más del 45 o el 47 por ciento del Eln está en Venezuela’, donde ‘la connivencia y complicidad de la Guardia es total y absoluta (…) Son más o menos unos 1.000 hombres en armas y de redes de apoyo del terrorismo los que están en los estados fronterizos de Venezuela con Colombia’, agregó el general.

La cantidad de guerrilleros es más o menos la misma de soldados y policías desertores que todavía hoy están alojados en diversos lugares de Cúcuta, con el objetivo de ser parte de una eventual acción bélica contra Venezuela, según dicen los mismos extranjeros y algunos analistas políticos.

En Colombia también hay decenas de políticos opuestos a la revolución, y conspiradores y agentes secretos, como los de acá que están allá….

Se puede argumentar que no son lo mismo desertores que guerrilleros, más la verdad es que sí lo son: se trata de hombres y mujeres de armas con toda la intención de infligir daño al gobierno de su país, amparados en el apoyo de los vecinos. Que unos hayan sido parte del aparato del Estado y los otros no, para nada cambia la realidad de que son fuerzas beligerantes del otro lado...

No se trata de justificar a ninguno de los dos gobiernos por facilitarles las cosas a los enemigos del país de enfrente, sino de poner la realidad en perspectiva y de señalar que tanto Colombia como Venezuela desempeñan el mismo rol: las razones de Estado juegan de la misma manera para ambas naciones, y en los dos casos, las consecuencias pueden ser catastróficas.

En mayor o menor escala, la situación seguirá. Al fin y al cabo, entre los Estados se juega duro y sin reservas, y siempre con la intención de restarle poder al vecino, para favorecer al propio. A los gobernantes, no se puede olvidar, para eso los eligen: para al menos conservar el poder de su país, aunque lo ideal será siempre incrementarlo. Y para ello, acciones como las de Colombia y Venezuela, aunque suene burdo, son, por decirlo de alguna manera, normales, naturales…

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