Sin lugar a dudas, el Puesto de Mando Unificado (PMU) de este jueves 16 de marzo es uno de los que mayor expectativa ha despertado en Norte de Santander y Cúcuta, como consecuencia de la asfixiante violencia e inseguridad que golpean a la región.
Por eso se esperan que de allí salgan medidas que respondan a los temores e inquietudes de los ciudadanos que se sienten acorralados por las organizaciones delincuenciales que están desbordadas en sus acciones contra la población.
Todavía está fresco el ataque con una granada contra un establecimiento comercial, en plena hora pico, en cercanías de la Central de Transportes de Cúcuta y que dejó más de una docena de personas heridas.
Desde las instancias políticas y de organizaciones de Derechos Humanos se le ha venido planteando al gobierno del presidente Gustavo Petro la urgencia de poner en el radar nacional la crítica situación de inseguridad que dejó de ser una simple percepción para convertirse en una amenaza real que acecha a todos por igual.
Tenemos a Cúcuta como la segunda ciudad de Colombia en haber sido escenario de una masacre en lo que va corrido del año, con la sucedida en el Anillo Vial Occidental, aspecto que permite ratificar la gravedad de la situación que se enfrenta en materia de orden público y que merece una atención urgente por parte del Estado.
Ni siquiera escapan quienes se creería cuentan con las más estrictas medidas de protección, como le acaba de ocurrir al alcalde de Tibú, Nelson Leal, que va a despachar lejos de ese municipio del conflictivo Catatumbo, por las amenazas e intimidaciones de las que ha sido objeto.
La ciudadanía se siente insegura hasta en lugares en donde cualquiera presumiría que la paz y la tranquilidad deberían perdurar, con los asesinatos ocurridos en cercanías del Cementerio Central, donde entre las víctimas fatales se encuentra una menor de edad.
Que lugares como estos y que los delincuentes ataquen ante la vista de todos y en medio de gran cantidad de personas, es otra significación que en la seguridad anda manga por hombro y que algo debe hacerse para quitarle ese poder que la criminalidad cree estarle ganando a las fuerzas estatales. Los homicidios no cesan. La extorsión está disparada. Los atentados contra los policías no cesan en la región.
El microtráfico sigue desbordado con luchas entre bandas por apoderarse de vastas zonas de la ciudad y el área metropolitana, al tiempo que persisten los atracos callejeros. Contra estos flagelos se esperan decisiones en este tan anhelado PMU.
Pero el hecho significativo de estar la capital nortesantandereana entre las 50 más violentas del mundo, es otro síntoma sencillo que nos confirma que el PMU debe dejarnos un cúmulo de acciones de operatividad policíaca y del Ejército, así como de acciones para combatir la impunidad que permitan capturar y condenar a los responsables.
El balón está en la cancha de los ministerios de Defensa y del Interior así como de la Fuerza Pública, la Fiscalía y los jueces de la República.
El Puesto de Mando Unificado no puede decepcionar a los ciudadanos que esperan determinaciones en cuanto a refuerzo de pie de fuerza, inversión en cámaras de seguridad, patrullajes permanentes combinados, recompensas, al igual que tomar acciones a la luz del impacto de reflejo que sobre la ciudad y el departamento tiene el narcotráfico y la presencia de todos los grupos armados en conflicto.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion.
