Es la más grave insinuación en contra de las Farc en al menos los últimos seis meses, y la formuló alguien que sabe lo que dice, respaldado por organismos internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Para Wilfredo Cañizares, director ejecutivo de la Fundación Progresar y defensor de los derechos humanos desde su retiro como guerrillero, hay silencios profundos que preocupan y desaparecidos que valen menos que los demás.

El silencio es de parte de las Farc y de parte del gobierno, y tiene que ver con el líder campesino de La Gabarra, Henry Pérez, desaparecido el 26 de enero en circunstancias nunca aclaradas en una zona rural “de control de las Farc”.

Ante la falta de resultados concretos por parte de los organismos estatales que deben investigar lo que pasó con Pérez, la esposa del dirigente rural, uno de los más importantes del Catatumbo, acudió ante el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para que la búsqueda adquiera la urgencia y el interés que el caso amerita.

Según Progresar, “Henry desaparece en medio de un proceso de paz en una zona en la que solo hay fuerza pública y las Farc”, y tanto el Estado como la guerrilla guardan silencio cuando se pregunta por el dirigente.

Es posible que las negociaciones de paz de La Habana se hayan convertido en una razón para el silencio, pero de todos modos, no se puede olvidar que el asunto es vital: una persona que defendía un punto de vista muy particular en relación con la sustitución de cultivos ilícitos, desaparece en una vereda bajo el control de una organización que no permite allí presencia de nadie sin permiso.

Y a Pérez lo había invitado a dialogar alguien que, en concepto de labriegos de La Gabarra, tenía en su momento vínculos con las Farc.

El criterio del director de Progresar es compartido en privado por analistas de la situación del Catatumbo, algunos de los cuales incluso van más allá y creen que el frente de las Farc que controla parte de La Gabarra se llevó a Henry Pérez.

Que las Farc callen, no es para nada extraño. Lo han hecho siempre que se han quedado sin argumentos o cuando las evidencias las arrollan. Pero que el gobierno lo haga no solo es extraño sino sospechoso y desalentador...

¿Por qué ninguno de todos los altos funcionarios que hablan a nombre del gobierno, incluso cuando nada tienen qué decir, no sale a exigir, a las Farc o a quien sea, que Pérez aparezca o que, como otras organizaciones guerrilleras, se esmeren en demostrar y convencer de que no lo tienen?

Hace dos semanas, cuando el Eln secuestró a los periodistas, el gobierno, con el presidente Santos a la cabeza, exigió con toda dureza que los devolvieran, y puso la liberación como condición para un diálogo de paz con esa guerrilla.

Secuestros en Ocaña y otras regiones han obligado a movilizar recursos del Estado que, en el caso de Pérez, no, ¿por qué? ¿Será que también tendrán razón quienes creen que hay desaparecidos que valen menos que otros, y que es probable que Pérez sea de ellos?