“Traeremos mayor inversión en otros temas sociales, como por ejemplo educación y salud, de acuerdo con lo que se vaya necesitando”, fueron las palabras del filántropo y empresario estadounidense, Howard Buffett, en la histórica visita a La Gabarra, en las que quedó ratificado que esta primera donación de 156.300 millones de pesos se invertirá en su mayoría para vías del Catatumbo.
Con buena parte de la plata aportada por la fundación Buffett, el pavimento cubrirá algunos tramos de carreteras como Tibú-Astilleros, Tibú-La Gabarra y Tibú-El Tarra, y se mejorarán 70 kilómetros de Orú-Versalles-Pacelli, Luis Vero-Las Mercedes.
Como se ve, la lista la integran trayectos viales de los que por años y años las quejas han sido la constante pese a la importancia que representan para la comunicación de esas comunidades y la posibilidad de llevar sus productos a los centros de consumo.
La esperanza, que es lo último que se pierde, se abrió entre los habitantes de aquella martirizada región nortesandereana que esperan la consolidación de esta millonaria donación que también abarca la intervención de otros 178 kilómetros, como por ejemplo Versalles-La Angalia, Villa del Carmen-La Valera-Central, que referenciamos para recordar que por décadas la lucha, la insistencia y persistencia de los catatumberos es que la interconexión hace parte de la fórmula para arrinconar y cortarle el oxígeno a los violentos. Es que ni en los tiempos en que el petróleo fluía en cantidades, se logró que algo de esta naturaleza ocurriera.
Eso es verdad, como lo afirman los labriegos que deben sacar lo que producen a lomo de mula, por el río o esperar hasta que el barro se seque cuando llueve torrencialmente en el territorio catatumbero.
El mensaje que les dejó el multimillonario benefactor a los gabarrences y a los demás habitantes de la región es que pronto aquella dramática situación será un mal recuerdo del pasado. “Esto significa que más caminos van a llevar a mayor desarrollo y van a garantizar que nuestros productores y campesinos sean exitosos”.
Queda por conocerse los detalles relacionados con la ejecución de los proyectos, de los que sí podremos estar desde ahora tranquilos, es que los corruptos no tendrán ninguna posibilidad de hacer de las suyas porque afortunadamente la operatividad para invertir este tipo de recursos, prácticamente tienen un blindaje asegurado.
Organizaciones filantrópicas como la de Buffett evidentemente cuenta con sus mecanismos de seguimiento riguroso a la disposición de cada dólar, situación que permite avizorar que por fin 40.000 personas en Tibú, Sardinata y El Tarra contarán con la infraestructura necesaria, como la que se merece una rica región como esta.
Y para la ejecución de las obras nos podemos aventurar a escribir, con escaso margen de error, que la calidad, tiempo y efectividad estarán dentro de los márgenes que garantizarán que en el futuro se cuenten con unas vías para que los vehículos de pasajeros y de carga rueden por una carpeta asfáltica decente.
Histórico de verdad que Buffett, quien se ha mostrado como un convencido de apoyar la paz, al calzar cuantas veces pueda las botas que el presidente Iván Duque le regaló y que fueron elaboradas por desmovilizados de las Farc, esté comprometido con el Catatumbo. Es un buen padrino al que debe aprovecharse y agradecérsele, haciendo las cosas bien.
