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Editorial
El presupuesto
Hay otras formas de abrirle espacios a la consecución de recursos.
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La opinión
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Viernes, 6 de Diciembre de 2019

El municipio de Cúcuta, para el año entrante, contará con un presupuesto de rentas y gastos que supera el billón de pesos. En materia de recursos propios, es decir, los impuestos predial e industria y comercio la meta estimada llegó a los  $157.000 millones.

Quedará, entonces, en manos del nuevo alcalde Jairo Yáñez entrar a vigorizar el paquete presupuestario, ojalá dejando bien lejos la valorización porque como se dice popularmente, el palo no está para hacer cucharas, por la magnitud de los problemas que nos agobian.

Ya vienen los cucuteños de pagar dicha tasa para la ejecución de varias de las megaobras, asunto que por lo menos debería tener un alto en el camino por una buena temporada, porque no hay justificación para asfixiar a los contribuyentes.

Hay otras formas de abrirle espacios a la consecución de recursos, como por ejemplo, hacer más eficiente el cobro de los dos más importantes tributos, cerrándoles el camino a la evasión y la elusión de estos compromisos con el fisco municipal, lo cual permitiría no incurrir en la necesidad de reajustar los cobros.

Ahí también es indispensable poner a pagar lo que realmente les corresponde a los predios-llámese viviendas, apartamentos, locales, edificaciones o lotes-porque se ha visto que las prácticas corruptas favorecen a muchos responsables del predial con cuantías irreales que no solo constituyen una rebaja desproporcionada e ilegal, sino una grave afectación a las finanzas.

Y ponerle coto a la famosa prescripción a la que se echa mano por parte de algunos contribuyentes para no saldar las deudas pendientes con el municipio y causarle también efectos negativos en materia fiscal. En ese frente hay mucho por hacer.

Pero como cada administración tiene sus proyectos para ayudar a la modernización de la ciudad, el ingeniero Yáñez, próximo administrador de la ciudad,  sabe que debe apoyarse en la planeación y estructuración de proyectos para lanzarse a una gran cruzada de gestión de recursos ante entidades nacionales e internacionales, al igual que para tocar la puerta en los organismos de cooperación.

La gente que votó por un cambio de modelo en la ciudad, lo hizo también esperanzada en que los gobernantes no solamente tienen que basar sus planes en métodos de carácter netamente tributario, porque el sentir general es que ya el ciudadano está cruzando por una difícil temporada.

La cofinanciación es un buen sistema para traer dineros del orden nacional que permitan sacar adelante planes especiales que además de favorecer la modernización urbanística, se reflejen en la generación de empleo y en el alivio de las cargas a los habitantes.

Llevarle a Planeación Nacional proyectos eficientemente estructurados y fundamentados es otra de las herramientas que en estos tiempos facilitan la aprobación de importantes obras, como las que le hacen falta a Cúcuta para consolidar su desarrollo.

Lógicamente, ahora que la ciudad llegó a ponerse en el foco por la crisis migratoria venezolana, esta es una cantera en la que la Alcaldía de Cúcuta tiene la buena posibilidad de recibir apoyo financiero internacional hacia programas específicos para la población vulnerable, un plan de choque para crear empleo, programas de salud e iniciativas educativas o programas  de renovación urbana, por ejemplo.

Y tratar de vender la ciudad para que la nueva ley de las ZESE, se convierta en un atractivo más para la creación y el desarrollo de nuevas industrias en la región o la potenciación de las existentes, pues las ventajas competitivas que ella ofrece, son de gran importancia para este fin.

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