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El puente que agoniza

Pocos puentes tan necesarios como este en El Zulia, pero también, muy pocos como él tan descuidados, tan sometidos a abusos.

En términos colombianos, son braveros, es decir, hacen lo que quieren sin que nadie se les oponga, porque ellos se encargarán de que la pase muy mal. Ellos son la fuerza bruta a bordo de un enorme camión de 18 ruedas y 30 toneladas —y más de peso— y son amos absolutos de las carreteras.

Hablamos de los camioneros —no de todos, por fortuna— que van al mando de poderosas máquinas desbocadas ante las cuales nada ni nadie se opone, pues la experiencia ajena enseña que las consecuencias siempre son fatales.

Ante esa fuerza letal arrasadora, las autoridades de Tránsito y de Policía, deberían colaborar más para regular el paso de carga pesada por allí. Por ejemplo, se podría pensar como lo han sugerido los encargados de su mantenimiento, en correr el puesto de Policía que existe al pasar el puente, y colocarlo más cerca del mismo, pues ello de alguna manera ayudaría a que se respeten las reglas.

Por eso, lo más probable es que, en menos de lo que el más optimista espere, el vitalísimo puente Mariano Ospina Pérez, ahí, a la entrada de El Zulia, colapsará rendido por el tiempo —tiene casi 60 años— y por los abusos de los conductores, en especial los de grandes camiones de carga.

Desde mediados de 2017, al terminar la que quizás fue su última reparación, el paso de vehículos por el puente fue restringido a uno a la vez. Grandes señales a las entradas así lo indican. Sin embargo, hoy cruzan por allí al tiempo hasta seis y siete vehículos de todo tipo, en fila. La mayoría son enormes camiones y volquetas cargados.

Y si cualquier día de estos, el viejo puente cae al fondo del río al paso de tres camiones al tiempo, ¿ante quién se quejarán los responsables? Y los empresarios del transporte, que no educan a sus conductores para que respeten las normas, ¿qué dirán cuando no haya puente y todo el tráfico pesado al norte sea desviado por Pamplona, por ejemplo, con todas las demoras que se generarán con la construcción de la doble calzada y los enormes sobrecostos que implica una medida como esa?

El abuso con el puente es resultado de la cultura del todo se vale, que nadie se preocupa por erradicar de esta sociedad. Con tal de que yo pase, ¿qué importa lo demás? Esa parece ser la norma de comportamiento de los conductores que abusan de la estructura, que ya no podrá ser repotenciada, según los expertos, porque todo lo que tenía de vida se está agotando día por día.

Desde luego, es necesario reemplazar el Ospina Pérez, pero el nuevo puente será una obra que tarde por lo menos dos años, y lo mejor es comenzarla ya.

Pocos puentes tan necesarios como este en El Zulia, pero también, muy pocos como él tan descuidados, tan sometidos a abusos, tan irresponsablemente tratados por sus principales usuarios.

En este sentido, las autoridades departamentales tienen que insistir ante el presidente Iván Duque, en la necesidad imperiosa de comenzar a construir el nuevo puente, si no se quiere una incomunicación larga, por la imprevisión. Hay que tener en cuenta que la ruta alterna, por Agualasal, permitiría el desembotellamiento de la región, pero solo por unos cuantos días. Su realidad es lamentable.

Mientras tanto, se deben adoptar medidas extremas de control del tráfico de vehículos, con sanciones drásticas para quienes no respeten las señales.

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Jueves, 30 de Agosto de 2018
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