Interesante y alentador el informe publicado el pasado domingo por este diario sobre los emprendedores venezolanos – entre estos muchísimos jóvenes – que  en buena hora han llegado y se han instalado en Cúcuta o en otras ciudades del país, generando empleo y desarrollo.

Son como la cara amable y positiva de la creciente migración que nos ha tocado recibir con los brazos abiertos en los últimos años por razones de todos conocidas. Nada lastimero ni de  conmiseración. Ni de temores, peligros o prevenciones por los delincuentes y malandros que a pesar de la vigilancia y controles de las autoridades logran camuflarse y pasar a nuestro país a causar daños y problemas. Son una minoría  a las que de todas maneras las autoridades colombianas están obligadas a enfrentar y a combatir con energía y contundencia.

Según el informe de La Opinión del pasado domingo, más de 1.700.000 venezolanos ingresaron en los últimos años a Colombia y se han establecido en diferentes regiones del país. Algunos consiguieron trabajo en precarias condiciones y otros se dedicaron al rebusque e informalidad. También, llegaron miles en condición de refugiados y regresaron otros miles de retornados, colombianos que hace muchos años se fueron por causa de la violencia y el conflicto armado, y se establecieron en el vecino país.

Desde 2015 hasta agosto de 2020, en Norte de Santander se asentaron 1.170 emprendedores y emprendedoras venezolanas, entre personas naturales y jurídicas.  Contribuyeron al incremento de las inversiones en esta región con más de 800 millones de pesos. Una cifra significativa para la actual situación de recesión que vive la economía de la región. En la Cámara de Comercio se registraron 131 nuevos emprendedores venezolanos en lo que va corrido de 2020.

Estos emprendedores venezolanos, con sus ahorros, sus conocimientos, su esfuerzo, su disciplina, y su capacidad creadora y de trabajo, tuvieron una participación del 3.2 por ciento en la totalidad de las empresas nuevas instaladas en 2019, principalmente en los sectores del comercio, negocios de autopartes y reparación de vehículos, panaderías, refrescos y bebidas, ventas de ropa y calzado, restaurantes, abastos, licoreras, y peluquerías y salas de belleza. 

El comercio y los negocios online en Cúcuta y Norte de Santander también registraron la participación importante de los emprendedores y emprendedoras venezolanas. 

Para el profesor e investigador Jorge Ramírez Zambrano, de la Universidad Libre – Seccional Cúcuta – y director del Observatorio Regional del Mercado de Trabajo de Norte de Santander, es necesario tomar en cuenta las potenciales inversiones que pueden provenir desde Venezuela y del capital humano calificado que logró salir a tiempo antes de la grave crisis social, económica y humanitaria del vecino país.

Ramírez Zambrano destaca que en la llamada era de la “nueva normalidad”, estos emprendimientos, además de integrar ambas nacionalidades, permitirán ayudar a la reactivación económica, duramente golpeada por la pandemia del coronavirus. El profesor Ramírez Zambrano señala que estamos ante un escenario positivo que es necesario hacerlo visible ante la sociedad colombiana.

Creemos también que hechos como este deben ser expuestos con insistencia ante los gobiernos y las cancillerías de Colombia y Venezuela, no para que restablezcan y normalicen las relaciones diplomáticas de los dos países porque no lo van a hacer, pero si para considerar la posibilidad de restablecer las relaciones consulares, comerciales y culturales, que tanto necesitan y se merecen colombianos y venezolanos.