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Editorial
¿En dónde están?
Honorables congresistas, llegó el momento de mostrar su lado humanitario en favor del departamento.
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Sábado, 28 de Marzo de 2020

Recordamos las épocas previas a elecciones cuando los ahora congresistas de Norte de Santander prometían, casi que con la mano en la Biblia, que después de tener la credencial no se perderían, esfumarían o desaparecerían.

Tanto sus electores y habitantes del departamento preguntan ¿en dónde están que no se ven los congresistas de Norte de Santander?

Encuarentenados cumpliendo la orden presidencial del aislamiento social obligatorio para prevenir el contagio del coronavirus, dirán presurosos sus defensores de oficio que, obviamente, no faltarán.

En las mismas están las manicuristas que arreglando uñas conseguían para alimentar a sus familias, o los vendedores ambulantes que viven del día a día, o los micros y pequeños empresarios, o los miles de subempleados y otro tanto de desempleados y las familias en condiciones de pobreza extrema y de miseria que pululan a lo largo y ancho del departamento.

Dirán quienes hacen las veces de sus escuderos, que los gobiernos nacional y locales ya dispusieron de los planes sociales  y económicos necesarios para atravesar este confinamiento que, inicialmente, va hasta el 13 de abril.

Pero tambien vemos el enorme problema de un sistema de salud raquítico que ni siquiera ha sido capaz de garantizar una atención oportuna y de calidad en tiempos paz a los usuarios, desde lejos se advierte que tendrá que librar una desigual batalla contra este virus enemigo de la humanidad cuya expansión crece cada vez más en el mundo.

Estos nueve congresistas que se ganan cada uno hasta $32 millones, por qué razón no se dan la pela por su región y en una muestra de desprendimiento aportan los salarios de estos dos meses para un total de $576 millones, que serían de muchísimo apoyo para Norte de Santander.

En instantes de amenaza contra la misma existencia de todo lo que conocemos, es que los humanos deben dar lo mejor de sí, y esta es la mejor ocasión para que ustedes señores senadores y representantes a la Cámara hagan esta muestra de desprendimiento.

Esto no los va a dejar pobres ni les va a poner en riesgo la seguridad alimentaria de ustedes y sus familias, pero en cambio sí van a ser vistos como unos benefactores de gran corazón que salen en auxilio de los habitantes de una región que ha jugado un gran papel histórico, patriótico, económico y social en la consolidación de la sociedad colombiana.

Debemos recordar que el coronavirus ha trazado una frontera entre el ayer que está a la vuelta de la esquina y el hoy que ya no se parece en nada al de aquellos días de frenéticas carreras en donde el interés particular, el consumismo desbordado, una economía de mercado en donde lo único que importaba eran las ganancias por encima de cualquier consideración, llegando incluso a atentar contra la estabilidad misma del planeta.

Así que honorables Wilmer Carrillo, Andrés Cristo, Juan Carlos García, Juan Pablo Celis, Ciro Rodríguez, Alejandro Carlos Chacón, Alberto Castilla, Jairo Cristo y Edgar Díaz, llegó el momento de mostrar su lado humanitario en favor de un departamento que les ha permitido llegar a ostentar esta dignidad para hacer parte de una de las instituciones más importantes de nuestra democracia:  el Congreso de la República. 

Como lo dijera el escritor y filósofo, Albert Schweitzer, el propósito de la vida humana es servir y mostrar compasión y voluntad de ayudar a los demás.

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