La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

En manos del delito

¿Cómo una mujer puede burlar a la Policía en todos los puestos de control sin que la descubran?

Según las versiones de prensa, la mujer a la que atribuyen el secuestro del niño Sebastián infante, de 18 meses, pasó de La Parada a Venezuela, por el puente internacional Simón Bolívar, regresó y viajó al menos hasta Cali, donde fue grabada por una cámara en un restaurante, mientras almorzaba con su víctima.

Hay otras versiones que la ubican en Ibarra (Ecuador), sitio de escala lógico de los miles de venezolanos que huyen de su país hacia el sur del Continente, pero esta no es una versión oficial. De todas maneras, Interpol busca a la pareja en 192 países del mundo. Hay alguna ventaja para las autoridades: buscan a una mujer negra con un niño blanco, rubio y de ojos cafés, un contraste altamente llamativo.

Pero ni siquiera ese contraste le ha facilitado a la Policía su tarea.

¿Cómo una mujer en tales circunstancias puede burlar a las autoridades de inmigración de los tres puentes que hay en nuestra región, si es cierto que cruzó a Venezuela y regresó con el bebé en brazos?

¿Cómo una mujer en tales circunstancias puede burlar a la Policía en todos los puestos de control que dicen tener establecidos en las carreteras (entre Cúcuta y Bucaramanga, por ejemplo), sin que la descubran?

Al menos en Cúcuta y Norte de Santander, para no ir más lejos, ¿en manos que quién está la seguridad de los ciudadanos? Porque el caso de la mujer y el niño no sería el único de alguien que, sin documentos (porque ella no tiene documentos de su víctima), burla los controles de Migración y de la Policía.

Hay numerosas denuncias sobre la manera como las empresas de transporte despachan desde Cúcuta sus buses hacia la frontera con Ecuador con sobrecupo de pasajeros, casi en su totalidad venezolanos. Según testigos de lo que sucede en La Parada, todos los pasajeros que ocupan un asiento tienen al menos pasaporte, que les permite ir a donde quieran en Sudamérica.

Pero, antes de partir, los empleados de las transportadoras, les permiten el acceso a los buses a grupos de personas que no tienen documentos, y con quienes llenan los pasillos y otros espacios vacíos de los vehículos. Algo similar ocurre en la Terminal de Transporte. Y nadie se da cuenta, ni la Policía que, según pregona, revisa en la vía la documentación de quienes van en estos buses.

Pues parece que no es como dice la Policía, ni siquiera en casos realmente muy graves, como el de David ‘Pisculichi’ Ortiz Martínez, quizás el sicario cucuteño más peligroso de la actualidad, que se fugó inexplicablemente de la Fiscalía hace una semana, y de cuyo paradero nadie tiene la más remota idea.

Teóricamente, la seguridad de la sociedad está en manos de las autoridades, más concretamente de la Policía; pero, a veces, la percepción es diferente, por razón de la experiencia diaria, que lleva a pensar que está en el lado de los delincuentes.

Desde luego, es la percepción. Pero esta se acentúa en la medida en que los ciudadanos se dan cuenta de episodios cada vez más frecuentes de policías que se han ido al otro lado de la ley, y que compiten con el crimen organizado.

Image
La opinión
La Opinión
Martes, 31 de Julio de 2018
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día