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Entramado corrupto

Tal vez el funcionamiento perfecto de la organización bautizada por la Policía como ‘Los Permisivos’ era el que llevaba a que muchos conductores ebrios anduvieran sueltos y a sus anchas.

Lo descubierto sobre el ‘cartel de los comparendos’ debe de llamar a una acción contundente por parte de las administraciones municipales de aplicar cero tolerancia con la corrupción en lo relacionado con las multas de tránsito.

Para después de Semana Santa, sería muy interesante  que los concejos de Cúcuta, Villa del Rosario y Los Patios, cuyos nombres salieron mal librados en esta operación policiaca, invitara o llamara a debate de control político, sobre ese particular asunto a los secretarios de Tránsito.

En una deliberación de esa naturaleza es fundamental que se llegue a conclusiones realmente aplicables para que la ciudadanía tenga la certeza de que el arreglo amañado de las sanciones económicas por infracciones de tránsito y el favorecimiento por intermedio de esas trampas a los conductores borrachos, por ejemplo, no seguirá teniendo tierra fértil en esta zona del país.

Coincidentemente, cuando se daba a conocer el resultado de  la operación contra el ‘cartel de los comparendos’ en el área metropolitana sucedieron casos en los que se vieron involucrados choferes ebrios que atropellaron, en este caso, a numerosos ciclistas.

Esto nos sirve para observar que tal vez el funcionamiento perfecto de la organización bautizada por la Policía como ‘Los Permisivos’ era el que llevaba a que muchos conductores  ebrios anduvieran sueltos y a sus anchas, porque ya tenían quienes les hicieran el cambio y desaparecieran las millonarias multas, pagándoles tan solo unos cuantos miles de pesos.

Este punto, el de la plata que dejó de entrarles a las arcas de estos municipios por el concepto de los 15.000 comparendos que fueron manipulados y hasta desmontados del sistema.

Queda en evidencia que aunque se privatizaron los trámites en tránsito y que las fotomultas llegaron, el blindaje contra las acciones delincuenciales y de corruptela  no es de la suficiente capacidad como para evitar que el pasado que se quiso sepultar regrese.

Acá debe  adoptarse un plan especial para la selección de los inspectores de tránsito, puesto que en este caso que fue descubierto por la Policía, dos de ellos  figuran dentro de ese entramado.

Otro aspecto sobre el que deben actuar los organismos de control y la misma veeduría de tránsito es sobre la cantidad mensual de comparendos y los resultados finales que los mismos generan, es decir, si hubo exoneración, si el infractor pagó la mitad o si después de pasar por la Inspección respectiva quedaron en la suma inicialmente reseñada.

Pero en este tema debe procederse, también, con programas especializados, para entrar al sistema y detectar la huella de aquellos que posiblemente fueron alterados y pasaron de una sanción por ir borracho a un parte por otra infracción menor.

Lo sucedido con este famoso hecho, considerado por el mismo director nacional de la Policía como el golpe más importante a una oficina de Tránsito en Colombia, debe llevar a las administraciones locales a tomar las más estrictas medidas, porque de lo contrario la respuesta ciudadana continuará siendo la de percibir una ciudad donde todo sigue por muy mal camino.

Además, no fue cualquier monto a lo que asciende lo defraudado: $12.000 millones. Y sin saberse cuanto más dinero se perdió al quedar enredado en esas redes truculentas.

Martes, 30 de Marzo de 2021
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