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Editorial
Farc en crisis
Parece haber entrado de lleno en la actividad política a la manera de como se practica, es decir, dando paso a los compromisos personales.
Martes, 11 de Septiembre de 2018

Un poco son algunos egos lastimados, otro, algo de ilegitimidad, y también, una dosis de lo que los revolucionarios marxistas llaman aburguesamiento, o sea, ese aparente abandono del rigor de vida que se supone debe mantener durante su vida el revolucionario, y con mayor razón el guerrillero.

Allí están, al menos en lo que se percibe, las razones que explicarían la crisis que afecta a la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) y que, de seguir, podría generar consecuencias desagradables para Rodrigo ‘Timochenko’ Londoño, y, en últimas, para el proceso de paz.

Según analistas, el malestar dentro de la Farc, que puede estar llevando a una división profunda, surgió el mismo día del congreso constitutivo, que resultó en un inesperado triunfo para ‘Timochenko’, que fue elegido como presidente de la organización, pese a que en la votación de las bases solo alcanzó un quinto lugar.

La elección no gustó para nada a Iván ‘Luciano Martín Arango’ Márquez, que obtuvo la mayor votación, como vocero del ala radical de la guerrilla, que al menos impuso su criterio de que se mantuviera la sigla Farc. Segundo y tercero quedaron Jorge ‘Pablo Catatumbo’ Torres y Seuxis Paucías ‘Jesús Santrich’ Hernández.

‘Timochenko’ y sus seguidores eran, en esa asamblea, la línea moderada, que “apuntaba a un tono más de reconciliación e incluso promovió que el partido se llamara Nueva Colombia”.

Desde el comienzo fue evidente que la elección de ‘Timochenko’, con votos de delegados, disgustó al ganador de la elección general, ‘Iván Márquez’ y a otros dirigentes que, sin embargo, se comprometieron a someterse a los lineamientos del liderazgo recién erigido. Pero el ego de algunos estaba muy lastimado.

Luego vino la sorpresiva detención de ‘Santrich’ y de Marlon Marín, sobrino de ‘Iván Márquez’, y además del temor surgió la desconfianza. El número dos de la Farc se escondió, y aún no regresa…

Una carta de Milton ‘Joaquin Gómez’ Toncel, en la que critica con dureza a ‘Timochenko’ y le dice que se aburguesó, que es revanchista y rencoroso y le falta liderazgo, imposibilitó hace dos días cualquier señal de acercamiento entre las dos facciones.

“Quién lo creyera, algunos de nuestros jefes como Timo, por ejemplo, se han dedicado a defender el orden burgués con un inesperado y sorprendente celo”, dice la carta, en referencia a la posición que adoptó el exjefe guerrillero en el caso Santrich, al decir que quien infringía la ley debía responder ahora que habían aceptado la Constitución y la ley. También hablaron de nepotismo y de amiguismo para seleccionar a las personas en altas responsabilidades del partido.

En el fondo, la Farc parece haber entrado de lleno en la actividad política a la manera de como se practica en Colombia, es decir, dejando de lado los principios filosóficos e ideológicos y dando paso a la concesión de beneficios a las clientelas y a los compromisos personales.

Esa práctica no sería nueva para la Farc, integrada por guerrilleros que, por años, cerraron sus textos de marxismo y abrieron los libros de contabilidad, para cuidar con celo el manejo de los dineros provenientes de fuentes cuestionadas como el narcotráfico, el secuestro, la extorsión, el robo y otras formas de financiación.

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