La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Gobierno para el futuro

Hoy, Colombia es un destino de recursos financieros, de turistas, de gentes que vienen a hacer negocios... un país bien visto por el mundo.

Terminar ocho años de gobierno con una imagen favorable de 40 por ciento (Centro Nacional de Consultoría, 16 de julio), luego de tener aceptación más baja que la de Nicolás Maduro, es resultado de la reflexión y del ánimo sosegado que, por fin, parece comenzar a anidar en los colombianos, al analizar a Juan Manuel Santos y su obra de gobierno.

Significa que, incluso más rápido de lo esperado, se reconocen en Santos los logros en materia de paz, especialmente en este aspecto, porque es la paz —o la guerra— un factor esencialmente determinante del desarrollo y del avance del país en todos los campos. Y en lograrlo se jugó hasta los restos de todo su capital político. El suyo fue un gobierno para la historia, quiéranlo algunos aceptar o no.

No hay lógica alguna, en el hecho incontrovertible de que el mundo reconozca y aplauda a un hombre al que en su país vituperan y maldicen solo por odio político, por envidia y varias otras causas irracionales, ninguna con argumentos sólidos.

Un premio Nobel y al menos cuatro doctorados honoríficos de prestigiosas universidades son prueba de que no se equivocó al dialogar y pactar con las Farc el fin de una de las guerras más largas del mundo. Además, 5.000 colombianos menos muertos son una cifra anual alentadora, que ningún gobierno desde 1958, cuando comenzó la gran debacle, puede atribuirse.

Pese a los graves problemas del Catatumbo, sobre los que el propio presidente admitió que su gobierno se equivocó en la búsqueda de soluciones, Cúcuta y Norte de Santander tienen logros para sentirse satisfechos del gobierno que termina.

La nueva Gramalote aunque demorada, las más de 4.000 soluciones de vivienda gratuita para los pobres, la autopista Cúcuta-Pamplona, varios puentes de importancia y la terminación de los anillos viales, la sede de la Fiscalía y las estaciones de Policía de Cúcuta y todo el sistema de vigilancia electrónica, megacolegios, son obras por las que nuestra región se siente agradecida con Santos, y con Juan Fernando Cristo, intermediario idóneo entre las necesidades y los problemas, y las soluciones.

Tal vez parezca poco para una región tan necesitada, pero hay que tener en cuenta que a Santos le correspondió un período en el que los precios del petróleo, nuestro mayor generador de ingresos, estuvieron en 27 dólares por barril, la guerra reclamaba muchos recursos.

Hoy, Colombia es un destino de recursos financieros, de turistas, de gentes que vienen a hacer negocios, de investigadores sociales y de la naturaleza, aceptada en foros exclusivos de los mejores países (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, y Organización del Tratado del Atlántico Norte, Otan, por ejemplo), y un país bien visto por el mundo.

Colombia es un país en obra: carreteras, puentes, puertos, escuelas, centros de atención en salud lo atestiguan, y con miles y miles de hectáreas protegidas para el disfrute de los colombianos de hoy y de mañana, por razón del gobierno de Santos.

La historia universal no registra un solo caso de gobernante alguno que haya dejado satisfechos a todos sus gobernados. Santos, tampoco, obvio. Los antecesores suyos, mucho menos. Ese es un objetivo imposible, una utopía. Siempre aparecerá alguien insatisfecho que dirá sentirse excluido.

Y en el caso de Colombia, con todo el odio despertado por algunos dirigentes, con tanto rencor que acompaña a los líderes, con tanta envidia, así Santos hubiera hecho milagros, no le serían reconocidos. Es la verdad, y es de tontos ocultarla.

Sábado, 4 de Agosto de 2018
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día