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‘Gota a gota’

Esa mezcla de hechos conforma el cuadro propio de una sociedad donde persiste la exclusión al sistema bancario por diversidad de razones.

Exponerse a morir si no ha pagado la cuota. Perder hasta la camisa porque estos prestamistas pueden entrar violentamente a la casa del deudor y llevársele hasta la licuadora, incluyendo el televisor y el celular, como garantía de pago... Pero ahora, el negocio ha escalado y en ciertas cuantías cuando se trata de empleados, les dan el dinero, pero se quedan con la tarjeta débito.

Esa mezcla de hechos conforma el cuadro propio de una sociedad donde persiste la exclusión al sistema bancario por diversidad de razones que le abren la puerta a esos negociantes de la necesidad, que actúan de manera usurera.

Los ‘gota a gota’ ahora ‘secuestran’ su tarjeta débito, se tituló un informe periodístico de La Opinión sobre este caso que afecta  a quienes no pueden ir a un banco porque serán rechazados.

El reporte hace recordar los tiempos aquellos en que ocurrían hechos de sangre para sacar del mercado a ciertos ‘pagadiarios’ porque otros más poderosos llegaban a apoderarse del lucrativo negocio que se nutre de las necesidades de la gente en los barrios y veredas o pequeños empresarios que tampoco tienen acceso al sistema financiero.

En ese sentido lo que siempre se ha expuesto es que dicha práctica está ligada al lavado de dinero y de activos por parte de poderosas organizaciones criminales como la Oficina de Envigado, Los Triana, Los Rastrojo y El Clan del Golfo, entre otros, la mayoría de ellas vinculadas con el narcotráfico.

Es de tal magnitud lo que se maneja, que para muchos podría parecer increíble. Un estudio de la Universidad Central ha revelado que entre $2.800 millones y $3.800 millones, diarios, se mueven en esta operación de préstamos informales en las principales ciudades del país.

Y esto hace ver muy pequeño lo dicho por la Banca de Oportunidades, en el sentido que solo en promedio 13 millones de colombianos tenían un crédito con el sistema financiero en el país, con corte a mediados de 2020.

Luego aquí surge la inquietud que no es lo mismo tener un producto como una tarjeta débito que el acceso real a préstamos o microcréditos que a veces son los que más busca la gente, para los cuales encuentra grandes barreras de acceso.

Lo expuesto en La Opinión confirma que muy poco se ha avanzado en atender la asfixia financiera de un gran bloque poblacional. “Uno sabe que es difícil pagar a diario, porque prácticamente uno vive de lo que se haga en el día, pero así nos toca para sobrellevar la situación”, dijo una habitante del barrio Toledo Plata, luego de pagar $5.000 al prestamista informal.

Y el otro sistema paralelo es  consistente en que el deudor deja como garantía su tarjeta, donde la empresa en la que trabaja le consigna la nómina, para que el prestamista pueda ir a cobrar su cuota mensualmente, hasta que se paga la deuda.

Entonces existe ahí grave problema que debe solucionarse con un sistema oficial que le cierre el camino a este tipo de riesgosos, caros e ilegales sistemas de préstamos a los que acuden, como se ve, no solo el vendedor informal o el taxista o el ama de casa, sino el empleado.

Luego, el Congreso de la República pudiera aprobar el proyecto de ley, en el que el Gobierno Nacional y la propia banca y el Estado con el Banco Agrario o el respaldo oficial facilitan un sistema especial de garantías ante la banca  para dichos clientes y así ponerle punto final a la riesgosa exclusión bancaria.

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Lunes, 3 de Octubre de 2022
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