Los sangrientos y delicados sucesos ocurridos en Arauca muestran elementos de alta peligrosidad  para la población civil y la estabilidad de los territorios.

En aquella región del país surge la evidencia de que la disidencia de las Farc conocida como Segunda Marquetalia, comandada por Iván Márquez, ha hecho alianza  con la guerrilla del Eln.

Pues estos aliados se enfrentaron contra otras dos disidencias de la desmovilizada que se acogió a los procesos de paz, enfrascándose en fieros enfrentamientos que se saldaron con por lo menos 23 personas muertas.

Sobre esa batalla, las autoridades colombianas afirmaron que todo se originó en Venezuela y que luego tuvo repercusiones en distintos corregimientos araucanos, donde ahora hay temor, desplazamiento y angustia entre los pobladores.

Los analistas del conflicto armado ya tienen sus primeras  consideraciones sobre el significado de esta sangrienta guerra, indicando que entre el Eln y las Farc la relación desde hace más de 15 años, en esa región, siempre ha estado signada por la tensión y el conflicto.

En torno a lo que está ocurriendo,  es muy esclarecedor lo que expone Jorge Mantilla, director de Dinámicas de Conflicto de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), quien detalla una serie de elementos que inciden en esa escalada violenta.

Entre ellos indicó que la encarnizada competencia y lucha armada entre ambos grupos ilegales volvió a los niveles de 2004 a 2010 que fue un periodo de guerra con unos costos humanitarios altísimos, que ahora toma fuerza con la reagrupación del frente Martín Villa.

El otro referente que expone el vocero de la FIP es que Arauca es un departamento en donde los grupos ejercen un control social y económico importante, en donde incluso el Eln tiene control político. “Basta con ver que hay dos gobernadores judicializados por su presunta relación con este grupo armado”, dijo para fortalecer su argumento.

Y el otro aspecto igualmente inquietante y que coincide con las advertencias del Gobierno Nacional de que Venezuela es una especie de ‘retaguardia’ para la guerrilla, es el del enfrentamiento que en el estado Apure estalló entre las disidencias de las  Farc y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, mostrando que ya no serían ‘socios’.

Recordemos que el ambiente interno en las disidencias está al rojo vivo, por los enfrentamientos entre facciones (lo cual confirma el por qué el Eln está de aliado de la Nueva Marquetalia), en donde murieron dos de sus cabecillas, como son el Paisa y Romaña, quienes tenían temibles prontuarios durante su accionar en esa guerrilla.

 Este ‘subconflicto’ dentro del conflicto armado que aún persiste en diversos departamentos colombianos y que se intensificó en Cúcuta con la oleada de atentados y ahora en Arauca con esta delicada situación que afecta a varios de sus municipios, tiene que llamar a la reflexión tanto al Gobierno como al Congreso de la República y a la ciudadanía en general sobre la necesidad de aclimatar definitivamente la paz.

Eso no solamente implica dar un discurso o dictar charlas, sino toda una formulación de acciones desde los campos económico, social, empresarial, de infraestructura, político, de empleo, educativo, administrativo, judicial y de seguridad para desde todos los ejes desbaratar simultáneamente los factores que inciden en que persistan estos hechos que degradan la vida de los colombianos.

Este mensaje de un habitante que salió a marchar contra los violentos en el corregimiento Botalón en Tame, resume lo sucedido: “Le decimos no más a la guerra, no más a la violencia, no más a todo lo que vivimos el día de ayer. Estamos asustados, tenemos miedo, hacemos un llamado a los organismos nacionales y e internacionales…”.

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