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¿Hasta cuándo, Eln?

En la frontera con Venezuela, los dos factores fundamentales del delito son la GNB y el Eln.

Rondas van y rondas vienen en la negociación con el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y todo se limita a hablar, a analizar lo analizado mil veces, y a volver a la guerra. Que de vez en cuando, como en estas elecciones, los guerrilleros callen sus fusiles para que la gente vote, no significa nada distinto de un estudiado gesto de propaganda destinado a satisfacer a la galería.

Sin duda, es necesario insistir en las negociaciones, pero sin olvidar que los intereses poderosos del Eln en el mundo de la ilegalidad son un obstáculo grande en el camino hacia la materialización de un acuerdo definitivo de paz.

En la frontera con Venezuela, los dos factores fundamentales del delito son la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y el Eln, viejos aliados en negocios en los que va cocaína por toneladas y viene gasolina a raudales, lo que para ambos genera compromisos de protección y de otra índole.

Y esa posibilidad de tener dónde estar tranquilos —con el tácito permiso del propio gobierno venezolano—, es una razón importante para la reticencia del Eln a finalizar los acuerdos. No es lo mismo tener un negocio multimillonario como el de la gasolina hacia Colombia, y unas 16 zonas de confort, que van desde Maracaibo hasta Puerto Ayacucho, que tener el negocio y carecer de un lugar tranquilo desde dónde controlarlo.

Cuando en Venezuela se puede tanquear un auto mediano con 250 bolívares (20 centavos colombianos), y esa misma gasolina se puede vender en Colombia por 30.000 pesos, se puede tener una idea clara de lo que significa contrabandear el combustible para producir cocaína, por ejemplo. Por eso, la del Catatumbo es, por mucho, la cocaína más barata del planeta. Y, por eso, acabar con este negocio, no es del interés de quienes están metidos en él, y menos si se tiene como aliados a las propias fuerzas de seguridad del país vecino…

El contrabando abarca cosas más ambiciosas, como el coltán y el oro, que el Eln y otros grupos, igualmente con la avenencia de la GNB, traen a Colombia y acumulan, para luego sacarlos al exterior por el Pacífico. Pagar con cocaína es una práctica corriente. La más usual. La contraparte venezolana la lleva al Atlántico (Delta Amacuro, por ejemplo), frente al África, y la envía al mundo por esa vía.

La guerra que el Eln aún sostiene contra el Epl no es, ni mucho menos, por razones ideológicas o políticas; es económica, por cuanto el Catatumbo es una muy importante, si no la mejor fuente de ingresos para grupos ilegales, por la ausencia del Estado, la poca efectividad de las acciones militares y policiales, la necesidad de ganarse la vida en lo que sea de miles de campesinos y colonos, y la complicidad de la GNB y otros organismos oficiales venezolanos.

Desde esa perspectiva es fácil entender que para el Eln la mejor actitud que puede asumir es la de dialogar y dialogar, pues de esa manera puede neutralizar, con acuerdos cortoplacistas, la acción del Estado sobre sus guerrillas, dedicadas en todo el país, antes a los negocios ilegales que a la política.

A menos que esa sea su política...

Martes, 19 de Junio de 2018
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