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Editorial
Hoy por ti
Generosidad y solidaridad, sin la intención de obtener rédito alguno, son la clave de ayudar a quien necesita.
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Miércoles, 20 de Septiembre de 2017

Siempre habrá personas que, por una u otra razón, necesitarán la ayuda de los demás. Y, sin duda, brindar esa ayuda es una de las acciones que más engrandece al ser humano, cuya diferencia con los animales es, además de su inteligencia, su capacidad de compasión.

El desprenderse de lo que se tiene para darlo a otro, sin reparar en nada más que en la necesidad de satisfacer una necesidad, es la base de la caridad a la que se refieren algunas religiones, entre ellas el cristianismo, como sugerencia de práctica permanente.

Generosidad y solidaridad, sin la intención de obtener rédito alguno, son la clave de ayudar a quien necesita. Hoy por ti, mañana por mí, dice un refrán que describe el gesto de desprenderse de lo que otro necesita y yo tengo. Algunos lo dan, incluso necesitando lo que entregan, y olvidando un principio lógico: la caridad empieza por casa.

De esto parece olvidarse no el Estado, como sí la  burocracia que lo administra, y en esa actitud influyen razones políticas y de conveniencia bastante difíciles de comprender y de asimilar por parte de los ciudadanos, que a veces se ven privados de servicios básicos, que son destinados a personas que no representan una prioridad.

Está ocurriendo en todo Norte de Santander, cuyo sistema oficial de salud ha estado dedicado en mucho a atender a miles de venezolanos que cruzan la frontera en busca de un servicio que no encuentran en su país y que, además, les resulta gratuito, por razón de las decisiones de la Justicia colombiana.

Sin duda, tienen toda la razón quienes se quejan de que a los extranjeros se les están entregando recursos de la salud para los más pobres, que incluso se han visto marginados de hospitales y puestos de salud, copados como están en algunos lugares, por quienes, en la realidad, tienen menos derecho que nuestros pobres no asegurados.

Las cifras son contundentes: solo en lo que va del año, el sistema de salud pública de Norte de Santander ha brindado atención a 11.778 pacientes venidos de Venezuela, muchos de ellos necesitados de atención de urgencia, a costo de varios miles de millones de pesos. Solo el hospital Erasmo Meoz ha gastado 3.548 millones de pesos, para garantizar atención y acceso de 17 personas enfermas a consulta externa, 5 a quirófanos, 598 a salas de parto, 918 a urgencias pediátricas y 814 a urgencias de adultos. En ese hospital hay un problema adicional: 38 pacientes, que ya fueron sanados, permanecen allí, pues no hay nadie que los reclame, y no pueden ser echados a la calle.

Los demás han sido atendidos en toda la red pública de Norte de Santander, donde es igualmente importante la necesidad de los colombianos pobres no asegurados.

Según veedores, ya han comenzado a surgir problemas, porque, copados, los centros asistenciales no tienen ni espacio ni oportunidad de atención para los colombianos, y todo parece indicar que la situación será aún más complicada: cada día hay más y más pacientes en busca de atención de urgencias, venidos incluso de estados diferentes de Táchira.

¿Qué piensan hacer las autoridades que tienen que ver con la inmigración? Vale la pena que lo digan ahora mismo…

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