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Editorial
Impiden renovación
Esta es otra de las ocasiones en que el Legislativo decide no jugarle a la carta que permita una verdadera renovación en esas instituciones.
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Jueves, 23 de Septiembre de 2021

El Congreso de la República, que es una de las instituciones con peor calificación entre los colombianos, dejó pasar una gran oportunidad para desmontar esa percepción generalizada de que la política es una profesión y no una vocación para servir a la comunidad y al país.

Lastimosamente, y eso que su promotor es un miembro del Centro Democrático -que como partido de gobierno ostenta las mayorías- no se le dio cabida a la posibilidad de ponerle un límite en el tiempo a la permanencia de los congresistas, diputados y concejales en sus curules.

Pudiera pensarse que como el coautor y coordinador de ponentes de la iniciativa fue Gabriel Santos que ha estado de pelea con la también uribista presidenta de la Cámara, Jennifer Arias, su misma colectividad le dio la espalda para cobrarle su vehemente insistencia   de que la congresista firme el proyecto de ley que recorta las vacaciones a los congresistas.

Esa  puede sonar como la excusa perfecta de un cobro de cuentas, pero a la larga ante la gente de nuevo queda en evidencia de que los padres de la patria persisten en no querer cambiar las costumbres, pese a que a  muchos de ellos se les escucha pregonar la modernización  y la transparencia en el actuar de quienes ostentan credenciales.

Y fue así como el país se quedó esperando para una próxima oportunidad la posibilidad de que los senadores, representantes, diputados y concejales no se eternicen en las corporaciones de elección popular.

Con 13 votos en contra y 8 a favor, se quedó sin ninguna posibilidad para avanzar en la reforma constitucional para que se le pusiera el límite de 12 años, es decir, tres periodos a quienes ocupan escaños en los cuerpos colegiados.

Entonces persistirá aquel sentir de que muchos de quienes se presentan a ese tipo de elecciones, lo único que hacen es asegurar su futuro y muy poco por laborar en beneficio del país y los territorios.

Esta es otra de las ocasiones en que el Legislativo decide no jugarle a la carta que permita una verdadera renovación en esas instituciones, cuando en 2018 ocurrió lo mismo con otra propuesta que tampoco encontró el respaldo.

El mensaje que se le envía a la ciudadanía es que  poco y nada importa que los niveles de confianza y de legitimidad ante el constituyente primario se encuentren en declive y con una tendencia de empeorar.

Eso no hace mella en los congresistas, que para este caso esgrimieron excusas de diversa índole, olvidando que precisamente al existir mayores posibilidades de acceso a los poderes públicos, se fortalecen tanto la democracia como las vías de entendimiento con los ciudadanos.

A pocos meses de las elecciones de Congreso -en marzo del año entrante- lo que el colombiano de a pie percibe con lo ocurrido en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, es que el Congreso continúa legislando en contra de la ciudadanía y a favor de determinados grupos y partidos políticos, que juegan con el poder en el país, en los departamentos y municipios.

Entonces, queda en el poder ciudadano, con su cédula, el tarjetón y el esfero en el próximo debate electoral, darles la contestación a quienes prefirieron que todo siga igual y busquen una importante renovación, para recordarles a los honorables congresistas, concejales y diputados que finalmente el poder descansa en el voto informado y a conciencia.

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