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Editorial
Información sin intimidación
La Opinión , como lo ha hecho siempre, está al servicio de la región a la que siempre acompañará.
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Sábado, 21 de Marzo de 2020

Cumplir con la misión de informar con veracidad y responsabilidad, es la más clara apuesta del oficio más bello del mundo, como considerara al periodismo nuestro premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez. 

En desarrollo de esa tarea, un equipo periodístico de La Opinión se desplazó hasta el corregimiento Banco de Arena, zona rural de Cúcuta, tras conocer que en zona se había registrado el asesinato de al menos tres personas. 

Esa siempre ha sido nuestra labor para establecer en el mismo lugar de los hechos lo ocurrido y luego proceder a contrastarlos e incluirlos dentro del contexto en que se enmarcan, y más en este caso que ocurrió una semana después de que en Palmarito aparecieran los cuerpos de ocho hombres baleados. 

Once muertos en el lapso de ocho días en el sector rural cucuteño muestra que algo anda mal y por eso nuestros periodistas fueron a ese cubrimiento, siendo sorprendidos y abordados en plena misión por hombres fuertemente armados que vestían prendas militares, llevaban los rostros cubiertos y afirmaron ser de la banda criminal Los Rastrojos.

Una de las lecturas que ofrece este incidente, es a la vez una prueba contundente de la gravedad del conflicto armado que golpea a la capital de Norte de Santander, cuya existencia no se puede negar, puesto que los pobladores de esos corregimientos se encuentran en medio de una ‘guerra’ entre  los llamados Rastrojos y la guerrilla del Eln.

Otra lectura, es que los periodistas y medios de comunicación empezamos otra vez a vernos  inmersos en situaciones de peligro, con delicadas connotaciones para garantizar el derecho a ser informados de todos los cucuteños y nortesantandereanos.

La verdad no puede ser sacrificada, coartada ni mucho menos vapuleada, y en ese sentido somos muy claros en el hecho de que bajo los cánones de la ética y la responsabilidad, tenemos que salvaguardarla a como dé lugar.

Actos de esta naturaleza indican que ese tesoro que deberíamos salvaguardar a como dé lugar, corre el riesgo de ser destrozado por las partes que en esta disputa bélica luchan no solo por poderes territoriales y el apoderamiento de economía ilícitas, sino también por ponerle cortapizas y mordazas a la actividad periodística.

Hechos fortuitos como el sucedido con Los Rastrojos, que sirvió además para que esta organización ilegal hablara por primera vez para un medio informativo regional, indican que cada día van creciendo las talanqueras que con templanza superaremos.

El mensaje a organizaciones como esas, que están presentes en diversas zonas del territorio departamental y nacional, es que la intimidación no es el camino, porque para el derecho a informar no deben existir los territorios vedados, más allá de que el artículo 20 de la Constitución Política se lo garantice a los colombianos.

Además, queremos dejar muy en claro que la autocensura no será nuestra alternativa, porque esa es una salida que golpea a la democracia, degrada la convivencia, lanza al ostracismo a la verdad y corta esa comunicación fluida con las audiencias que en estos tiempos buscan  un periodismo de calidad en medio de ese permanente bombardeo de la redes sociales. La Opinión, como lo ha hecho siempre, está al servicio de la región a la que siempre acompañará y jamás sucumbirá ante las presiones y los ataques que los grupos armados ilegales han querido imponerle a lo largo de sus 60 años de historia.

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