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Editorial
La ciudad, primero
La mejor opción es que cada uno de los secretarios y demás integrantes del círculo de mando del alcalde Yáñez  defiendan la estrategia.
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Domingo, 24 de Mayo de 2020

Cuidar el liderazgo, actuar monolíticamente y dejar de lado los intereses personales,  políticos y electorales, deben ser la razón de ser de quienes llegan a prestarle un servicio de Cúcuta, como integrantes de un mandato al que los ciudadanos le dieron el voto de confianza para intentar cambiar todo lo que venía ocurriendo porque ya los tenía hastiados.

Muy reveladores los hechos conocidos después de que renunciara María Fernanda Fuentes Tuta a la Secretaría de Seguridad Ciudadana, quien en su carta  señaló públicamente lo que se decía en voz baja: la existencia de una falta “de coordinación” . Pero también se habla de  problemas de liderazgo, comunicación y sinergia en el equipo del alcalde Jairo Yáñez Rodríguez.

Se van a cumplir cinco meses de mandato, luego es indudable que hay el suficiente tiempo para corregir, redirigir el rumbo, fortalecer las estrategias y dejar muy claro sobre quien recae el liderazgo y qué papel deben jugar los secretarios para sacar adelante las propuestas consignadas en el Plan de Desarrollo.

Evidentemente, los más de 110.000 votantes le dieron a Yáñez Rodríguez  el poder necesario como el líder para que vaya a encaminar a la ciudad por rutas alejadas de aquello que provocó cansancio y malestar en la gente: corrupción, nepotismo y politiquería, y así mismo empezar a construir una Cúcuta de oportunidades para que en alianza con las autoridades nacionales y regionales se bajen esos índices de pobreza, desempleo, informalidad y desigualdad social.

Ese capital político representado en el poder que le delegaron los ciudadanos que en las elecciones del 27 de octubre del año pasado decidieron derrotar a las maquinarias, lo debe emplear a fondo el gobernante municipal.

En momentos como el que atraviesa la humanidad -donde a la carga de problemas habituales se le añadió uno de alta peligrosidad para la salud como el coronavirus- es indispensable la fortaleza gubernamental.         

No es que se esté planteando una crisis en el gabinete, puesto que tal vez esa salida resulte siendo peor o aprovechada por los sectores que le apuestan que al alcalde Yáñez y su equipo no les vaya bien sin medir las consecuencias de lo que eso significaría para esta ciudad fronteriza.

La mejor opción es que cada uno de los secretarios y demás integrantes del círculo de mando del alcalde Yáñez  sean los multiplicadores, defensores y promotores de las estrategias gubernamentales planteadas por él desde su liderazgo, para de esa forma poder tener una mejor y fluida interrelación con la comunidad, el Concejo y la institucionalidad en general.

También es importante que ellos tengan en cuenta que su labor es  por la ciudad en general y que, por lo tanto, debe estar muy lejos de cualquier operación dirigida obtener futuros réditos electorales personalistas, porque ahí es donde se producen las fracturas que llevan a las tensiones internas que, insistimos, hacen mucho daño y debilitan la gobernabilidad.

La opción en este momento es la ratificación del compromiso aceptado cuando el gobierno del alcalde Jairo Yáñez, junto con sus colabores, asumió en enero de este año las riendas de la ciudad que hoy, más que nunca, requiere que el capitán del barco la lleve por aguas que conduzcan hacia la consolidación de una Cúcuta mejor.

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