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La educación básica

Ya en Cúcuta la Secretaría de Educación ha calculado en 13.000 los escolares venezolanos que se proyecta vendrán a las aulas.

La anunciada llegada de más niños venezolanos, producto de la incontenible oleada de inmigración,  las sedes educativas en que los estudiantes reciben clase a ‘cielo abierto’ porque los techos están rotos, el déficit de maestros y las recientes fallas en el concurso docente para las plazas docentes en el Catatumbo, forman parte de los asuntos pendientes y de urgente solución en el frente educativo cucuteño y nortesantandereano.

Parecieran problemas repetitivos de nunca acabar que por esta fecha empiezan a aflorar cuando se está en la última fase del calendario escolar, en Cúcuta y Norte de Santander, los cuales merecen toda la atención gubernamental, en el entendido que es un derecho constitucional. 

Claro, pese a estar consignado en la Carta Magna, muchas veces no reciben la atención requerida del Estado, alegándose problemas presupuesto, lo cual al final, termina afectando a los alumnos, que culminan recibiendo un servicio cargado de precariedades.

En el entendido que a Colombia le correspondió adaptarse a un hecho histórico como es el de ser receptor de miles de venezolanos que huyen de la crisis en el país vecino, para 2020 hay que ajustar los presupuestos nacional, departamentales y municipales para recibir al cada vez más creciente número de estudiantes venezolanos en primaria y bachillerato.

Ya en Cúcuta la Secretaría de Educación ha calculado en 13.000 los escolares venezolanos que se proyecta vendrán a las aulas, lo cual significa que por ese solo asunto se necesitarán más profesores y mayor capacidad en el frente de la infraestructura educativa. ¿Y la plata? Ahí está el detalle. 

Es un asunto de carácter extremo que requiere de soluciones que no golpeen a la matrícula de niños de la ciudad y departamento en los colegios públicos. El mundo debe entender que si les quiere retribuir en algo a los colombianos la mano amiga extendida a los inmigrantes, es el apoyo a la garantía de la educación en donde se debe actuar sin tardanza.

De nuevo aquí resurge la afirmación de que ya no necesitamos más palmaditas para exaltar nuestra solidaria actitud frente a esa población, sino de acciones y recursos bien sea de cooperación internacional, aportes de organizaciones mundiales o créditos a muy largo plazo y mínimos costos de financiación, porque de lo contrario podríamos llegar a un callejón sin salida.

Ojalá aparezcan más apoyadores como  el multimillonario empresario estadounidense Howard Graham Buffet, que anunció que su conglomerado invertirá 200 millones de dólares, en el lapso de cinco años, en el Catatumbo.

La idea es que el Ejecutivo con el respaldo del Congreso de la República sigan la línea que reclama la sociedad, de que las partidas presupuestales para la educación vayan en línea ascendente, producto de entender que a menor plata destinada a la guerra facilitará la construcción de un servicio educativo de calidad.

Es sabido que las bases para los futuros alumnos de universidades o entidades como el Sena y entidades tecnológicas se levantan en la básica primaria y básica secundaria, en especial con pensamiento crítico que es muy importante pues les da capacidad de discernimiento, les abre la posibilidad de análisis y de entender lo que están leyendo, escribiendo y tratando, asuntos sobre los que tanto se discute hoy, por las falencias que subsisten en ese aspecto.

Miércoles, 9 de Octubre de 2019
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