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Editorial
La ética de España
Mensajes públicos recientes indican que España no asistirá a la posesión de Maduro como presidente elegido en mayo pasado.
Miércoles, 2 de Enero de 2019

Pocos países europeos se han pronunciado con mayor severidad que España en torno del gobierno venezolano de Nicolás Maduro. El énfasis fue mayor durante el gobierno derechista del Partido Popular y el presidente hasta junio Mariano Rajoy.

La tensión entre los dos gobiernos llegó a situaciones extremas, como la de expulsar a los respectivos embajadores. Para Rajoy, pocos gobiernos en el mundo le merecían repudio, como el de Maduro, y así lo expresó en varias oportunidades.

En ese marco, el Consejo Europeo, entidad rectora de la Comunidad Europea, determinó un embargo a Venezuela de armamento y materiales susceptibles de ser utilizados para la represión, y ordenó congelar en los bancos los dineros de altos funcionarios venezolanos. Fue el 13 de noviembre de 2017, y España tomó parte en tales decisiones.

Pero, para Rajoy, la ética tiene doble estándar: uno para criticar en público con toda dureza a Maduro y a la revolución bolivariana y socialista, y otro, privado, para permitir que firmas españolas le repotencien a Venezuela 86 tanques de guerra de origen francés, en razón de un contrato de 20 millones de euros.

Con toda razón, ante lo que acaba de ser revelado por la prensa española, Maduro llamó a Rajoy corrupto. Tiene por qué saberlo. Al fin y al cabo, en últimas, el negocio tiene la aprobación de ambos.

Desde luego, la ética también es dudosa en el actual gobierno del socialista Pedro Suárez, que ha mantenido el contrato que se firmó solo dos meses después de la prohibición por la Comunidad Europea, en enero de 2018, en una prueba más de que para algunos países los negocios están por encima de las normas legales y de la moral.

El hecho no tendría mucho de particular, más allá de la violación flagrante de la prohibición del Consejo Europeo, pero la actitud de arreglarle equipo militar a Venezuela es, necesariamente, un gesto inamistoso hacia Colombia, que supone que España es, además de un país muy amigo, contrario a que un país amenace a otro con la guerra, como es nuestro caso.

Los 86 tanques que están siendo actualizados pertenecen a la 11 Brigada Blindada del Ejército Bolivariano, con base en el Estado Zulia, al noroeste del país, frente a La Guajira y Cesar. Son tanques franceses AMX, comprados en 1970 y con los cuales Hugo Chávez amenazó a Colombia cuando era presidente.

Esos tanques fueron sometidos a modernización hace pocos años, por parte de empresas venezolanas, pero todo terminó en un fiasco enorme, rodeado, además, por sospechas de corrupción que, al parecer, no fueron investigadas a fondo...

Mensajes públicos recientes indican que España no asistirá a la posesión de Maduro como presidente elegido en mayo pasado. Pero su gobierno nada dice sobre el hecho de que Venezuela es uno de los mejores clientes de la industria militar de España. Ocho de las naves de la armada venezolana fueron vendidas por España a Chávez, en un negocio de 1.200 millones de euros.

En esas condiciones, cualquier cosa que el gobierno diga en público respecto de Maduro y su gobierno no deja de ser palabrería hueca, pues lo que la experiencia indica es que lo verdadero e importante son los negocios, sin importar que puedan derivar en perjuicios para países amigos como Colombia.

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