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La fraternidad

Y como lo dijo el sumo pontífice, ese valor humano lo necesitamos con urgencia en este momento de la historia.

Escuchando con atención al papa Francisco en su tradicional mensaje de Navidad hizo referencia a la fraternidad, asunto que hoy en medio de todas las tormentas que agobian a la humanidad cobra importancia fundamental.

Y como lo dijo el sumo pontífice, ese valor humano lo necesitamos con urgencia en este momento de la historia, marcado por la crisis ecológica y por los graves desequilibrios económicos y sociales, agravados por la pandemia del coronavirus.

Las palabras papales escuchadas en el Vaticano encajan en Norte de Santander y Cúcuta  cuando dijo que esas acciones fraternas deben hacerse -especialmente- con las personas más frágiles, los enfermos y todos aquellos que en este momento se encuentran sin trabajo o en graves dificultades por las consecuencias económicas de la pandemia, así como con las mujeres que en estos meses de confinamiento han sufrido violencia doméstica.

El sueño de fraternidad ante las desigualdades socio-económicas, frecuentemente opuesto al “dogma neoliberal”, ha constituido un tema clave en los casi ocho años del pontificado de Francisco.

Él plantea, que es muy importante trabajar por la promoción de la implementación de la fraternidad y de permitirles a los ciudadanos golpeados por la desigualdad social, tener  acceso a la educación, la salud y la tecnología para poder desarrollarse. 

Algo muy esperado por estos territorios en los que abundan la pobreza, la exclusión social, el desempleo, la informalidad laboral, la trata de personas, la violación a los derechos humanos, la inseguridad y es manifiesta cada día la degradación de las condiciones de vida de la población.

Pero esa fraternidad no es irles a regalar un mercado y dejarlos olvidados, o mejorarles las casas y no volverlos a ver o darles algunos pesos y decir: ‘misión cumplida’. No.

Como bien se sabe, la fraternidad o hermandad está perfectamente enlazada con la solidaridad y el cooperativismo.

Luego la hermandad debe interpretarse como el hecho de buscar que los miembros de la comunidad logren superar  las necesidades básicas insatisfechas, que los sacarían del abandono y de  la extrema pobreza.

La fraternidad también es que las entidades gubernamentales de todos órdenes se echen al hombro la responsabilidad trazar y desarrollar políticas incluyentes que en coordinación con el sector empresarial y la academia, permitan atacar efectivamente el desempleo.

Sin nombrarla, vamos viendo que si la la Gobernación y las alcaldías del área metropolitana junto con los congresistas, los diputados y concejales se fijaran la misión de traducir las palabras papales en hechos tangibles, seguro que obtendrían más que una bendición del Vaticano, puesto que estarían poniendo los cimientos para empezar a eliminar muchos males que nos aquejan.

De lógica que la mano y la chequera de ‘papá gobierno’  es fundamental, para que fraternalmente nos tienda la mano dentro de la misión constitucional de la presencia del Estado. 

Hay que apuntarle a esto, en lo cual tiene toda la razón el papa Francisco, al decir: “Y esto es válido también para las relaciones entre los pueblos y las naciones”. 

Esta parte de la frontera con Venezuela, en donde además de la cantidad de males señalados, tenemos el de la crisis migratoria y el de la violencia en el Catatumbo, pues las palabra del máximo jefe de la Iglesia católica caen como anillo al dedo y ojalá nuestros gobernantes atiendan este llamado hecho desde el púlpito. 

Viernes, 25 de Diciembre de 2020
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