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La guerra que sí existe

En Norte de Santander vivimos convencidos de que el Catatumbo no existe para el Gobierno. Hoy, esa realidad está oficializada.

Algo muy grave ocurre con el Gobierno. Sus más conspicuos funcionarios están sufriendo de sordera y ceguera voluntarias. Es decir, no les interesa ni ver ni oír, convencidos de que la realidad es como a ellos les parece que sea.

Para el gobierno, el Catatumbo no existe. Esa quizás sea la premisa de los ministros de Interior y de Defensa para sostener, convencidos como están, que en el Catatumbo no pasa nada de qué preocuparse. Es la paz hecha región…

Si ese tal Catatumbo no existe, tienen razón los ministros Guillermo Rivera y Luis Carlos Villegas en sostener que esa tal guerra entre el Eln y el Epl y los perjuicios para esos tales 100.000 colombianos inmovilizados a punta de fusil tampoco existen.

La ignorancia del uno y la soberbia del otro, que sí existen, no les permiten admitir que hay zonas del país que ni siquiera se les han escapado al control del Estado y del Gobierno, sino que nunca las han controlado, y el Catatumbo es una de las más significativas.

Para información de ambos, el Catatumbo es una región que desde 1905 le ha dado a Colombia todo su petróleo, con 10 municipios y decenas de poblados en los que sobreviven unas 100.000 personas que se mueven a través de vías de comienzos del siglo pasado, que carecen de salud, educación, vivienda, agua potable…, que cada día arriesgan su integridad física y su seguridad, y que tienen que tolerar la presencia de grupos armados de todo tipo, porque ni el Ejército ni la Policía ni nadie del Estado sabe que son campesinos colombianos y existen.

Es una región a la que ninguno de los ministros se atreve a viajar sin esos enormes aparatos de seguridad de que disponen —como ayer los 1.500 soldados desplegados en la vía durante la visita del general Alberto Mejía a Tibú— porque en cualquier curva vial pueden sorprenderse de que no le dieron tiempo ni de agachar la cabeza. Porque una cosa es llegar a Tibú en aviones militares y con escoltas por decenas, y otra, por carretera desde Cúcuta luego de seis horas de infierno carretero. Y, sépanlo, ministros: Tibú es solo la puerta de entrada a una zona donde para comer hay que sembrar coca o contrabandear o unirse a uno cualquiera de tantos grupos armados que allí son la autoridad.

Hace algunas horas, el gobernador William Villamizar se lamentaba porque a esas elegantes oficinas ministeriales ‘no está llegando la información precisa de lo que está sucediendo’ con el Epl, que tiene sitiadas a unas 100.000 personas. Y esto, a pesar de que por todos los medios el ministerio de Defensa ha pregonado que allí tiene entre 8.000 y 10.000 soldados y policías. Pero no dice qué los tiene haciendo, porque garantizando la seguridad no es, pues el control es de otros.

Otros que se disputan el territorio para lo que sea: razones políticas, militares, de negocios ilegales, en fin…, y a los que nada les pasa, porque nadie los enfrenta, aun teniendo algunos la obligación elemental de hacerlo. Si bien en las últimas 36 horas no ha habido disparos, ese silencio no significa que no haya una guerra allí. 

Quizás la información para Villegas se queda por el camino, o no está diciendo la verdad. En Norte de Santander vivimos convencidos de que esta región no existe para el gobierno. Hoy, esa realidad está oficializada.

Jueves, 19 de Abril de 2018
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