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La Mesa del Catatumbo

El diálogo y la participación de la comunidad se convierten en la nueva forma de gobierno, con la garantía de los derechos de todas las partes.

Tras prolongadas jornadas de trabajo y de intensas discusiones y análisis sobre la suficientemente estudiada y sobre diagnosticada situación del Catatumbo, las autoridades regionales lograron por fin ponerse de acuerdo con las agremiaciones y voceros de las comunidades para echar a andar la ‘Mesa regional por la reivindicación popular’ de esa convulsionada región nortesantandereana.

Esto ha permitido el levantamiento de los bloqueos en las vías y la conformación de otras mesas y grupos de trabajo sectoriales para seguir abordando los temas de educación, salud, vivienda, saneamiento básico, vías de penetración y medio ambiente, con el objetivo de continuar la búsqueda de nuevos y sólidos acuerdos y consensos.

De ahí la importancia de haber logrado también el propósito de consolidar unos mínimos de garantías en torno a estos asuntos.

En medio de las situaciones tan preocupantes y adversas que nos abruman diariamente, estas son noticias alentadoras que nos devuelven la esperanza, la confianza y el optimismo.

Nos demuestra una vez más que solo a través del diálogo sincero y la participación directa y activa de las comunidades se pueden lograr consensos y coincidencias hasta encontrar las soluciones adecuadas a los problemas que no son de ahora, que vienen de hace muchos años atrás, acumulando frustraciones y desengaños.

Es significativo y vale la pena resaltar que en los últimos 50 días de explosión y agitación violenta en varias ciudades del país, en Norte de Santander se hayan puesto de acuerdo sus autoridades y comunidades sin tener de por medio lamentables situaciones de tragedia.

El diálogo y la participación de la comunidad se convierten en la nueva forma de gobierno, con la garantía de los derechos de todas las partes. Esta política y actitud hay que mantenerlas sin vacilaciones. Al gobernador, Silvano Serrano, hay que reconocerle su arrojo y coraje de ponerse al frente de la situación del Catatumbo, como reconocer también el apoyo decidido del alcalde de Cúcuta, ingeniero Jairo Yáñez, y de las demás autoridades territoriales de la región.

El gobernador ha sostenido que en su gobierno se reconoce la protesta social como un derecho fundamental y ha primado siempre el diálogo antes que las medidas de fuerza, con la advertencia que tiene que haber compromiso y voluntad de paz y entendimiento por parte de los demás actores de las situaciones de conflicto.

Pero todo esto no es suficiente y sería iluso no advertirlo. El Catatumbo seguirá siendo un foco de guerras y de conflictos, mientras sea uno de los enclaves más rentables de la producción de cocaína. Esta parte de la problemática es del resorte del Gobierno Nacional, y poco espacio tienen las autoridades locales.

Un informe publicado ayer por este diario revela que a pesar de todos los golpes contundentes dados en los últimos meses a las bandas de narcotraficantes, este negocio sigue creciendo y sus tentáculos tienen sitiada a Cúcuta. Según este informe, el 20 por ciento de la cocaína que se produce en Colombia, sale de esta región, agobiada además con los desafueros que genera la porosidad de la extensa frontera con Venezuela y la actitud cómplice de sus autoridades.

Las acciones de las autoridades solo afectan menos del 8 por ciento de este negocio ilícito que alcanza los 30 billones de pesos.  Nos toca volver sobre el tema.

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Lunes, 21 de Junio de 2021
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