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Editorial
La movilidad y el AMC
Alguien propuso cambiar los taxímetros por una aplicación digital que funciona a través de celulares y tabletas.
Jueves, 5 de Octubre de 2017

Este es un buen momento para preguntar por el papel que desempeña la flamante e inefable Área Metropolitana de Cúcuta (AMC), y en especial sus burócratas.

En materia de movilidad, al menos, el AMC es un completo fracaso, un enorme fiasco que no permite pensar con optimismo en el futuro inmediato. Un balance sobe todo lo que los funcionarios de ese organismo han hecho en materia de transporte urbano no puede ser más que una hoja en blanco.

El tema de los taxis, que ahora son de toda clase: individuales, colectivos legales e ilegales, blancos, amarillos… es un asunto lleno de enredos, confusiones, decisiones no muy claras, otras definitivamente oscuras, y ninguna explicación satisfactoria.

Hace dos años está en marcha un censo de taxis al que le siguen aumentando cifras en la medida en que aparecen nuevos cupos y nuevos y poderosos intereses. El caso de San Cayetano, donde se otorgaron 126 cupos de taxis, merece una explicación que no deje una sola de las muchas dudas que hay.

San Cayetano no tiene secretaría de Tránsito. ¿Para qué, si en sus 23 manzanas viven solo 2.465 personas? Por esta misma razón no necesita de 126 taxis. Pero están incluidos en el cuestionado censo que el AMC levanta y mantiene abierto sin saberse por qué.

El 21 de abril de 2016, la AMC dijo que según el censo, había 7.928 taxis. Sin embargo, en 15 meses, la cifra creció a 8.509, lo cual podría tener algún tipo de explicación lógica, si no fuera porque el otorgamiento de cupos ha estado congelado desde hace largo tiempo.

Y muchas cosas parecen indicar que la cantidad se aumentará. Y, desde luego, como hasta hoy, todo se hará sin explicación alguna de los burócratas del AMC, acostumbrados a no informar a la ciudadanía de lo que hacen o dejan de hacer.

En estos días, los alborotados taxistas cucuteños encontraron otro motivo para, tal vez, otro de sus acostumbrados bloqueos de la ciudad. Desde luego, al menos para protestar tienen razón, y se las dio el Área Metropolitana.

Alguien allí propuso cambiar los taxímetros por una aplicación digital que funciona a través de celulares y tabletas, y que, en teoría, les permite al taxista y al pasajero de taxi medir, con la exactitud que necesitan, la distancia y el pago de un servicio.

El asunto generó disgusto general entre los taxistas, muchos de los cuales aún pagan cuotas del taxímetro que tuvieron que comprar para poder trabajar…

Mientras, el proyecto de transporte masivo por el que Cúcuta espera, sigue archivado en alguna gaveta inaccesible. Esto ha impedido que los burócratas al menos se den cuenta de que acá se necesitan buses, de los grandes, no busetas destartaladas y contaminantes del medioambiente, ni taxis por miles.

Quizás, con la idea de reemplazar el taxímetro consideren que están dando el cambio grande que se necesita en la trastornada movilidad de Cúcuta. Los ciudadanos, por su parte, están pensando otra cosa: creen que es tal la falta de trabajo en las oficinas del AMC, que proponen usar lo primero que les viene a la cabeza.

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