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Editorial
La mujer regresa al Congreso
Ojalá Milla Romero, para quien va el aplauso de todo el departamento, no se convierta en otra decepción…
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Lunes, 12 de Marzo de 2018

Desde 2002, cuando fue elegida senadora la dirigente conservadora Isabel Celis Yáñez, quien en ese mismo año falleció en un accidente automovilístico, Norte de Santander no tenía representación femenina en el Congreso. Ahora le correspondió el turno a Milla Romero, una líder política de la que la región espera que, por fin, estimule el gran cambio ético que necesita la región fronteriza.

Antes que agroindustrializar algunas regiones del departamento —alguna razón tiene para excluir al Catatumbo—, no todas, antes que la Zona Económica Especial, antes que respaldar el Cínera, es probable que los electores la hayan apoyado porque esperan que encabece una campaña ética y moralizadora en todos los aspectos de la vida regional. Esto incluye, obvio, al Congreso donde ella estará.

La señora Romero ya no es una líder local, es una congresista, y lo es para todos los colombianos, no solo para sus electores. Así, es de esperar que, en vez de referirse al Catatumbo solo por el fenómeno de los cultivos ilícitos, que como ella misma sabe no se deben a la permisividad del Gobierno, lo haga para explicar qué planes tiene para estimular la sustitución.

Porque si alguna región es promisoria en materia agropecuaria es esa, tan abandonada, tan señalada, tan estigmatizada por los responsables de ayudarla a salir adelante. Como lo dijo el vicepresidente, Óscar Naranjo, el Catatumbo será la despensa de Colombia. Y lo dijo no solo como resultado de un acto de fe que otros ni siquiera hacen, sino porque tiene la seguridad de que el potencial de esa región es inmenso.

Cambiar de opinión en este sentido sería un excelente gesto ético. Norte de Santander es más que Chitagá, Arboledas, Labateca y Cucutilla, pueblos donde la senadora tiene puestas sus complacencias…

La industrialización del agro es, claro, una propuesta interesante, pero no deja de despertar dudas si primero se debe hablar de un gran plan de vías realista, que permita llevar los productos a los mercados. Y en este sentido no es oportuno el planteamiento de si primero fue el huevo o la gallina. Sin vías nada se logrará.

Reformular planes también es ético, y más cuando se trata de redimir a una cantidad inmensa de ciudadanos de los que solo se acuerdan los narcotraficantes, los contrabandistas y las organizaciones armadas.

Es la senadora el espejo para todas las mujeres fronterizas, y el hecho de ser ella congresista del departamento, después de 16 años, la señala como la persona que de verdad puede al menos poner la primera piedra del camino que lleve a destruir la cultura de la ilegalidad tan arraigada en nuestras gentes.

Decía recientemente una líder popular local que las mujeres votan pero no las eligen, y en parte tiene razón. Pero quizás en esa realidad influya el hecho de que son muy pocas las que persisten en su idea de canalizar el poder de los demás. Milla Romero es una de ellas y hoy demuestra que no basta con intentarlo una vez, sino en persistir e intentarlo hasta alcanzar el objetivo.

En una región, tan cuestionada como quizás ninguna otra por la corrupción en las esferas del poder público, hacen falta más Millas que se decidan no solo a renovar el mosaico de los políticos de la región, sino a liderar la batalla moral que desde hace tanto tiempo se ha hecho necesaria.

Ojalá Milla Romero, para quien va el aplauso de todo el departamento, no se convierta en otra decepción…

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