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La nueva frontera

Ayer fue el día en que la frontera volvió a la vida de forma permanente; el día en que, tras casi un año de cierre, colombianos y venezolanos podrán pasar.

Después de 359 días de relativa inactividad, ayer la frontera colombo-venezolana retomó su dinámica y volvió a albergar a más de 50 mil  personas que transitaron libremente de un lugar a otro, como reconociendo de nuevo esta experiencia que en algún momento fue cotidiana pero que, por decisiones gubernamentales, se había convertido en una afortunada eventualidad.

Ayer fue el día en que la frontera volvió a la vida de forma permanente; el día en que, tras casi un año de cierre, colombianos y venezolanos podrán pasar al Táchira y a Norte de Santander sin días designados y por un lapso diario de 15 horas (de 5 a.m. a 8 p.m.)

Este día pasará a la historia como el inicio de una nueva relación entre los dos países, en la que se intenta construir eso que los dos presidentes, Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro han llamado ‘La Nueva Frontera’, que no es otra cosa que una nueva dinámica en la que el control y la organización sean protagonistas.

El anuncio de la apertura gradual, realizado  el pasado jueves desde Puerto Ordaz,abarcó un listado de temas en los que se debe trabajar para lograr la completa normalización de la frontera.

Entre esos temas están el de la gasolina,  que contempla la posibilidad de instalar estaciones de servicio en territorio venezolano con combustible suministrado por Pdvsa; el suministro de gas por parte de Venezuela a Colombia y los temas de seguridad, contrabando y transporte, que son, según ambos madatarios, los más estratégicos para esa frontera nueva.

Y no es para menos. Estos asuntos son realmente estratégicos y por ello, el reto que tienen las autoridades es inmenso, pues pretender ejercer control en una zona que desde hace mucho tiempo está en manos de grupos consolidados de lado y lado, no es una tarea fácil.

Esta realidad ya la conoce de cerca el general Gustavo Moreno, comandante de la Policía Fiscal  y Aduanera, quien por orden presidencial llegó a Cúcuta hace ya varias semanas para organizar y coordinar las operaciones que se realicen para golpear, debilitar y desarticular las organizaciones criminales dedicadas al contrabando.

Lo complejo es que esta práctica, por tantos años permitida en estas latitudes,  ya está arraigada y normalizada  en todos los niveles, lo que hace que la tarea por ejercer control y por combatirla sea sumamente ambiciosa, más aún si se tiene en cuenta la existencia de 247 trochas identificadas a lo largo de los 2.190 kilómetros de la frontera,

En el tema de la seguridad, muy relacionado con lo anterior, cuenta ya con algunos avances como la creación del Centro Binacional para la Lucha Contra el Crimen Internacional, en el que se espera trabajen en conjunto las autoridades para perseguir los crímenes transnacionales.

El censo que permita establecer e identificar los vehículos venezolanos que son de propietarios residentes en Norte de Santander, es otro de los asuntos pendientes, necesarios para ir normalizando el flujo de vehìculos por los puentes fronterizos.

La agenda de trabajo que se han trazado los dos gobierno es bastante ambiciosa, pero no imposible de alcanzar. Requerirá de mucho trabajo constante y coordinado de las autoridades, pero sobre todo, de una verdadera voluntad de los altos mandos para no aflojar y para hacer que los controles que hoy parecen una situación coyuntural, se conviertan en una norma permanente que garantice que, poco a poco, el orden y el control del territorio se establezca de una vez por todas en esta frontera.

Sábado, 13 de Agosto de 2016
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