La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Editorial
La protección de Santurbán
El Gobierno no puede ceder a las pretensiones de empresas que tienen la explotación de oro como proyecto capital.
Miércoles, 18 de Noviembre de 2020

Sectores activos de la vida nacional son cada vez más conscientes de su compromiso respecto a la defensa de los recursos naturales, ese patrimonio que configura el tejido ambiental, de tan importancia fundamental para la existencia colectiva.

En foros, conversatorios, seminarios, mesas de trabajo, debates en corporaciones públicas, cátedra universitaria y movilizaciones de ciudadanos a cielo abierto de diferentes estratos, se ha estudiado el problema de la codiciosa explotación de yacimientos mineros, bosques, aguas, más la cacería inaudita de especies animales y la malversación de otras reservas del ecosistema que hacen parte de la riqueza natural del país.

Sin embargo, las políticas oficiales no siempre apuntan en el mismo sentido y eso ha dado lugar a prácticas de arrasamiento, contaminación y, en general, devastación de extensas áreas del territorio colombiano. Esa permisividad deja saldos extremadamente negativos, y afecta la integridad y calidad ambiental, en detrimento de la vida de todos.

Empresas extranjeras y nacionales tienen como objetivos para la ejecución de sus proyectos de explotación los territorios a los cuales pueden sacarles cuantiosas utilidades, sin importarles el daño que puedan causar.

El Gobierno, a pesar de la proclamación de disposiciones de protección ambiental, les hace el juego y entrega las licencias  correspondientes. Es frente a tales decisiones que los colombianos deben estar atentos para pronunciarse y denunciar cuanto se considere inconveniente, así el argumento sea el artificio desarrollista que siempre se lanza como atractivo, no obstante ser un espejismo, maquillado muchas veces con el halago de millonarias regalías.

En esta ocasión debemos ocuparnos del páramo de Santurbán, el que está en nuestro entorno y representa una fuente hídrica de altísima importancia, sobre la cual se debe mantener una veeduría atenta para evitar que se abra paso en forma irreversible al licenciamiento en beneficio de proyectos mineros que dejarían daños irreparables.

De Santurbán se ha dicho tras estudios rigurosos: “Sin duda, se trata de un privilegio que pocos países pueden darse. Prácticamente este es uno de los nacimientos de agua más grande del mundo”. Y el ecologista santandereano Erwing Rodríguez-Salah lo define así: “Santurbán es la fábrica de agua por excelencia del Gran Santander y como referente nacional marca la pauta de lo que pasa con los demás 36 ecosistemas paramunos. Por ello, si se llegara a licenciar Santurbán o sus ecosistemas circunvecinos se abriría una compuerta gigantesca para devastar con fines mineros todos los páramos del país”.

Gobernantes, dirigentes políticos en diferentes escenarios, educadores, estudiantes, gestores culturales y los ciudadanos en general, deben asumir como causa común la defensa del páramo de Santurbán, a fin de que se le proteja en forma integral.

Es una responsabilidad que no puede omitirse. El Gobierno no puede ceder a las pretensiones de empresas que tienen la explotación de oro en Santurbán como proyecto capital. Más vale el agua para la vida que las regalías millonarias causantes de arrasamientos ruinosos.Enhorabuena el Círculo de Periodistas de Norte Santander ha convocado a esta cruzada defensiva del páramo. La respuesta debe ser unánime y permanente.

Temas del Día