La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Las balas y la pandemia

La planificación debe involucrar, necesariamente, el reforzamiento, mejoramiento y adecuación de la vigilancia ‘inteligente’ por medio de las cámaras de seguridad.

Definitivamente, las balas no le tienen miedo a la pandemia ni tampoco respetan las normas de cuarentena que se adoptaron para prevenir el coronavirus, al hacerse muy evidente la inseguridad en Cúcuta, con la ocurrencia de asesinatos en diversos barrios y por variadas razones.

La gente en sus casas se pregunta: ¿si nos tienen aquí en el aislamiento preventivo obligatorios, cómo así que los pistoleros no cesan en su actuar?

Pero también es evidente que otra vez la percepción de inseguridad marca  niveles preocupantes entre la población, porque ahora los taxistas se encuentran en la mira de los asaltantes que los atracan como lo denunciaron sus representes.

Aunque deberán ser las autoridades policiales y judiciales las que finalmente determinen las motivaciones que llevaron a que se desencadenara en este tipo de asesinatos, lo cierto es que en los últimos quince días la ola de hechos de sangre en la ciudad muestra visos preocupantes, por la misma forma en que se está presentando.

Aunque hay unas restricciones para la movilidad y para la misma presencia de personas en las calles en razón a los riesgos sanitarios que se registran en la actualidad por los peligros de contagio con la COVID-19, los atacantes los evaden a sus anchas y llegan hasta las viviendas o lugares en que se encuentran sus objetivos, para cometer sus acciones delincuenciales.

Aquí resurge de nuevo los llamados que la ciudadanía hace a la Policía Metropolitana de Cúcuta, en este caso específico, sobre la urgencia de adoptar estrategias que tengan varios objetivos contundentes y realizables.

Vimos por ejemplo como en una reunión que se llevaba a cabo a la entrada de una casa, que en estos tiempos son prohibidas, llegó un atacante armado que asesinó a su víctima, pero también disparó indiscriminadamente contra los demás asistentes.

Se nota como van los pistoleros como ‘parrilleros’ en las motocicletas cruzando por calles y avenidas, como si nada, sin que ninguna autoridad encargada de los controles ni siquiera los hagan llegar a un punto de control, porque ni siquiera eso se ve en los lugares en que debieran estar.

Luego la planificación debe involucrar, necesariamente, el reforzamiento, mejoramiento y adecuación de la vigilancia ‘inteligente’ por medio de las cámaras de seguridad, para que no estén apagadas o funcionando a medias cuando más se les necesita.

El otro asunto es el de la intensificación de los patrullajes, de los retenes en donde se actúe inflexiblemente contra quienes por ejemplo violen las normas que impiden que en una motocicleta se transporte al parrillero hombre. La gente dice que ve a muchas motos cometiendo esa infracción, pero a veces las autoridades no las detectan a tiempo.

El otro asunto relacionado con esa gran operación debe pasar una mejor estructuración de los planes de vigilancia y tal vez  no relajarlos, porque aunque otros delitos como el hurto muestren menos ocurrencia en esta temporada pandémica, los pistoleros no han parado y eso es un asunto que también lleva a mostrar que una ciudad como Cúcuta debe cerrar filas contra el delito.

Y otro aspecto esencial es la especie de coalición entre el gobierno, la policía y la  ciudadanía en la búsqueda de la estructuración de un plan operacional contra la delincuencia y el crimen.

Image
La opinión
La Opinión
Viernes, 22 de Mayo de 2020
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día