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Editorial
Las pobres Farc
Según la Fiscalía, ha incautado 5.000 bienes de las Farc que pueden valer 2,9 billones de pesos.
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Jueves, 22 de Febrero de 2018

Se hace aburrido repetir con frecuencia que la guerra es un medio obsceno para enriquecerse, pero lo es. Ya se trate de sus instigadores y patrocinadores, ya de los jefes combatientes, las posibilidades que tienen de acumular bienes y dinero gracias a la guerra, son enormes. Especialmente los primeros, para eso buscan que la guerra se mantenga.

Entre los combatientes, es cierto, hay un interés diferente, altruista muchas veces, pero casi siempre alejado del interés material de la riqueza tomada del botín humeante y ensangrentado que escapa a las batallas.

Pero hay excepciones, y si algunos comerciantes no mienten por salvarse de los procesos penales, parece que entre los jefes de las Farc hay excepciones, como la de Henry ‘Romaña’ Castellanos Garzón, un indescifrable guerrillero a quien hoy la Fiscalía le atribuye la propiedad de multimillonarias redes de supermercados.

Indescifrable es ‘Romaña’, por cuanto, además de ser uno de los más duros e intransigentes comandantes de las Farc, y el ideador de las tristemente famosas pescas milagrosas, se comporta como cualquier empresario capitalista, y así dejó verlo Nariño, donde organizó la zona veredal de las Farc en Tumaco, que convirtió en pocas semanas en la más avanzada de todas, por su carácter autosustentable.

De allí debió salir, sin embargo, porque al parecer estaba en marcha un plan para matarlo, solo para que, por alguna razón, la fiscalía terminara vinculándolo con una cadena exitosa de supermercados de la que dicen es el propietario y que, ahora, está bajo proceso de extinción de dominio.

Este asunto no es más que un episodio, tal vez un poco marginal, de todo lo relacionado con la entrega de bienes de las Farc para resarcir a miles de víctimas.

Según el Gobierno, los comandantes de la guerrilla no entregaron todos los bienes tanto colectiva como individualmente adquiridos durante la guerra, pero, a su vez, los guerrilleros dicen que nunca han tenido todo lo que se dice que tenían, y que lo que tenían lo entregaron. Están, dicen, en la calle, casi en la indigencia; pero, si nos atenemos a otras fuentes, la situación es igual a la de La pobre viejecita.

Según la Fiscalía, incluyendo los supermercados —saqueados, además, por vándalos organizados—, ha incautado 5.000 bienes de las Farc que pueden valer 2,9 billones de pesos, cifra más del doble de la que entregó la guerrilla: 1,3 billones, y aún falta identificar e incautar o que los guerrilleros puedan tener en el exterior.

Desde luego, en una guerra como la nuestra, quienes menos posibilidades tienen de ganar son los guerrilleros rasos, que obedecen a rajatabla todo lo que les ordenan los comandantes, y entre lo que no pueden ni tocar están los bienes; allá, también y de manera más marcada, hay castas y clases sociales.

Lo más probable es que los decomisos de bienes sigan. Después de casi 60 años de ser el poder en la mitad del país, no es equivocado pensar que la riqueza pasó a ser patrimonio privado de los comandantes guerrilleros. Al menos de ellos.

Al fin y al cabo, si bien, en una guerra, todos pierden, siempre hay algunos que ganan, o que al menos no pierden, y no perder es ganar mucho.

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