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Editorial
Las quejas ciudadanas
Se trata de trabajar y de informar regularmente de los avances en las tareas.
Lunes, 17 de Diciembre de 2018

Al parecer, la contralora municipal, Blanca Cruz, está convencida de que sus gritos estentóreos ocultan la lentitud y pasividad de sus actos y de que la corrupción desaparece ofendiendo a los veedores ciudadanos que le reclaman eficacia, celeridad y compromiso absoluto con la cosa pública. Pero se equivoca.

El escándalo que protagonizó en reciente audiencia pública de transparencia de la Comisión regional de moralización y la Presidencia de la República, demostró que los veedores tienen razón cuando se quejan de que la Contraloría local nunca informa de los avances de sus investigaciones sobre la corrupción en el Municipio.

Cabe una aclaración: la corrupción no significa únicamente robar los dineros del Estado: también es el amaño en la contratación, el cambio de destinación de los presupuestos, la interpretación acomodada de las normas legales, el uso del recurso público para fines privados, el gasto suntuario, la fragmentación de los contratos, la designación de funcionarios en ciertas posiciones, el manejo de elecciones para que funcionarios de campaña ocupen puestos de control del alcalde, por ejemplo, y otras conductas sobre las cuales la señora Cruz tiene más conocimiento.

Y sobre muchas de estas cosas es que los veedores exigen, en derecho y para todos los fines inútilmente, que los órganos de control les informen, no que les griten ni que los ofendan, y que recuerden que son empleados de los ciudadanos, no del alcalde o del gobernador o del presidente, y que es al pueblo al que le deben rendir todos sus informes.

La contralora haría un mejor papel informando, ahora mismo, del estado de sus investigaciones sobre casos denunciados por las veedurías, tales como:

—Por qué Aguas Kpital está en Cúcuta al frente de la operación del acueducto y el alcantarillado, sin haber participado en la licitación que otorgó el contrato;

—Por qué la fundación V&C presta y cobra el servicio de acueducto en los barrios más pobres de la ciudad;

—Cuál es la realidad de los contratos de administración y operación de varios servicios de tránsito, incluidos algunos de alquileres;

—Cuál es la verdad de los contratos con la Corporación América Barí para la generación de empleo;

—Qué pasó con el contrato con Calidad Total SAS para dotar a las escuelas de personal de aseo y vigilancia… y otros asuntos de los que debe estar enterada.

En fin, lo que piden los veedores es que los resultados se conozcan ya, para evitar que, como ha sucedido con otros casos, los responsables de irregularidades se conozcan y sean sancionados cuando han pasado varios años de estar fuera de la administración.

Hace pocas horas, un medio de comunicación informó de cuestiones no muy claras en relación con las licitaciones y el otorgamiento de los contratos para las llamadas megaobras, donde se repite el esquema ya denunciado de licitaciones a la medida de ciertas firmas.

Se trata de trabajar y de informar regularmente de los avances en las tareas, no de comportarse de manera irracional y gritar. Nadie, y menos los contralores, pueden olvidar que los dineros y otros recursos públicos son de toda la gente, no de los funcionarios, que en algunas ocasiones los consideran como de bolsillo.

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