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Lo que está pasando

Evo se cayó. Piñera continúa en la cuerda floja. Maduro sigue ahí. Guaidó obtuvo aire fresco... Y está Colombia con una crisis de gobernabilidad.

Evo se cayó. Lula renació. Piñera continúa en la cuerda floja. El kirchnerismo revivió. Maduro sigue ahí. Guaidó obtuvo una bocanada de aire fresco. Moreno recibió un fuerte mensaje de advertencia de los indios ecuatorianos. Haití está sumido en protestas para exigir la dimisión del presidente. Y está Colombia con una evidente crisis de gobernabilidad y un anunciado paro nacional el 21 de noviembre.

Tantos hechos de levantamiento popular, inestabilidad, continuación de las crisis y sentimientos de que no se está gobernando para todos sino para un círculo cerrado, tienen a América Latina  convertida en una verdadera caldera cuya presión va en aumento y la temperatura continúa elevándose por factores económicos, sociales y políticos no solucionados adecuadamente.

Sobre lo del presidente Morales en Bolivia, hay dos lecturas. Una, que su ambición de poder llegó a ser su propia perdición puesto que ya iba a completar 14 años como presidente en ejercicio, y que al perder el apoyo entre las Fuerzas Armadas, lo obligó a dejar el poder. ¿Golpe de Estado? Él mismo lo llamó “golpe político, cívico y policial”.

Lo ocurrido en esa nación andina de inmediato se tornó en cuestión de debate y como un mensaje para el régimen del presidente Nicolás Maduro, en Venezuela, siendo su opositor interno, el diputado Juan Guaidó quien recibiera esa caída del indio aymara de la presidencia boliviana como un tanque de oxígeno. 

Pero, indudablemente, haciendo una lectura desapasionada, en el que llegó a considerarse como la ‘Venezuela saudita’ y sin ser un llamado al golpismo que ensombreció a esa tierra, sino una acción conducente a que Maduro entienda que su tiempo en Miraflores ya tiene fecha de vencimiento, por razones de bulto e imposibles de ocultar, como el éxodo nunca visto generando una crisis migratoria sin precedentes.

La particularidad de lo que está sucediendo, es que la oleada de manifestaciones también afecta  a las llamadas democracias en que impera la economía de mercado, siendo la prueba reina Chile, que cumple varias semanas con la presencia masiva de miles de personas en las calles que reclaman profundas reformas y el cierre de la brecha social, lo cual ha obligado al presidente Piñera a proponer reformas a la constitución que rige desde la época de Pinochet.

Brasil entró en ese mismo eje de las movidas políticas con impacto a mediano y largo plazo, al producirse la liberación del expresidente Lula, el acérrimo rival del presidente Jair Bolsonaro cuyo gobierno tendrá que lidiar de ahora en adelante con este fuerte opositor que sin duda irá a aglutinar todas las fuerzas antibolsonaristas, para como los Kirchner en Argentina, recuperar el poder en el futuro, a nombre del socialismo en el Brasil.

Habrá que esperar hasta donde llega todo este movimiento de masas generado por el pueblo latinoamericano que en esta etapa del Siglo XXI decidió tomar las calles como escenario para exponerles a sus gobernantes, a los partidos políticos, a los organismos internacionales y al mundo en general que hay cansancio, malestar y resquemor con el actual estado de cosas, y que es importante buscar salidas alejadas de los extremismos, pero que ayuden a todos. 

Lunes, 11 de Noviembre de 2019
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