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Editorial
Los acuerdos de paz
Mientras los acuerdos se cumplan al ritmo actual va a existir la posibilidad de que los excombatientes piensen que quizás sea mejor regresar al monte.
Lunes, 14 de Enero de 2019

No hay por qué rasgarse las vestiduras por las palabras de Luciano ‘Iván Márquez’ Marín Arango, el jefe negociador de las Farc, cuando dice que el Gobierno les ha faltado a los acuerdos de paz de La Habana, y que para los guerrilleros fue un error dejar las armas. Pero tampoco hay que levantar monumento a la diligencia de los funcionarios responsables de cumplir esos acuerdos.

El exjefe guerrillero habla desde la perspectiva de quien, por razones que se ignoran, no recibió del partido Farc el reconocimiento que esperaba y que le dieron a Rodrigo ‘Timochenko’ Londoño Echeverri, y de quien —a raíz de la captura de su sobrino Marlon, por narcotráfico en el caso de ‘Jesús Santrich’— se escondió en el Caquetá, por temor a ser vinculado a investigaciones por narcotráfico.

Según el alto consejero para el posconflicto, Emilio Archila, los exguerrilleros no tienen por qué preocuparse, pues el Gobierno está cumpliendo con lo pactado en los acuerdos de La Habana, que estipulan un plazo de 15 años para materializar todo lo que se aprobó.

Sin embargo, las palabras de Archila y la realidad dejan dudas importantes que pueden ser parte de los argumentos de ‘Iván Márquez’. Hay 20 proyectos productivos en marcha, que benefician a unos mil excombatientes y sus familias, y que demostrarían el cumplimiento por parte del Gobierno.

Son unos 13 mil millones de pesos comprometidos en esos programas.

Sin embargo, esa cifra de exguerrilleros no es ni siquiera 10 por ciento de la cifra total. Y es, en este aspecto de los proyectos productivos, donde el malestar es manifiesto por parte de la Farc.

La enorme mayoría de combatientes rasos de las guerrillas son personas que encuentran como combatiente una forma de ingresos económicos que no ha podido hallar en la vida como civil. Y uno de los aspectos en el que mayor énfasis pusieron los analistas de los acuerdos de Cuba fue, precisamente, el que tiene que ver con la necesidad de brindarles a todos los reinsertados la posibilidad de vincularse a proyectos productivos.

Y es en el aspecto económico en el que el Estado ha fallado de manera más protuberante. Solo hay que hacer referencia a lo ocurrido en Caño Indio, donde los excombatientes no soportan más el tedio de esperar lo que no llega…

Considerar, como Archila, que tener cuenta bancaria de ahorros, figurar en el sistema de salud y en el de pensiones es importante en la cuenta de recibir los beneficios pactados, no causa, ni de lejos, sonrisas de satisfacción en nadie. Fácil es establecer que, por razón de sus actividades, muchos de esos guerrilleros tenían cuentas bancarias, tenían mejor asistencia en salud que la que reciben de las Eps, y de nada le sirve estar en el servicio de pensiones, si no aportan, porque no tienen con qué hacerlo.

En varias oportunidades, el presidente Iván Duque ha prometido mantener el proceso de paz, y apoyarlo a nombre del Estado. Pero, quizás, ha olvidado que, en estos asuntos como en otros, obras son amores y no buenas razones.

Y mientras los acuerdos de La Habana se cumplan al ritmo actual, van a seguir las voces de protesta, y va a existir la posibilidad de que los excombatientes piensen con más frecuencia en que quizás sea mejor regresar al monte.

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