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Editorial
Los disidentes
En el territorio del vecino país murieron en ataques los máximos cabecillas de la denominada Segunda Marquetalia, Jesús Santrich, el Paisa y Romaña, el año pasado, corrió la misma suerte Gentil Duarte.
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Martes, 5 de Julio de 2022

La disidencia de las Farc, varios de cuyos jefes máximos han muerto en territorio venezolano, que creían ellos iba a ser una retaguardia salvadora pero que terminó siendo su cementerio, es en este momento de nuevo el motivo de roces entre Bogotá y Caracas, y objeto de diversas noticias por la presunta muerte de otro de sus cabecillas y por osadas acciones.

En el territorio del vecino país murieron en ataques los máximos cabecillas de la denominada Segunda Marquetalia, Jesús Santrich, el Paisa y Romaña, el año pasado, mientras que este año en una acción semejante, corrió la misma suerte Gentil Duarte.

Lo que ahora la inteligencia militar y las fuentes venezolanas lo que tratan de confirmar es el caso de Iván Márquez, que en el evento de estar muerto, constituiría la mayor pérdida para esa organización que se separó de las Farc, al no acatar el acuerdo de paz pactado con el Estado colombiano en 2016.

Mientras las versiones van y vienen, incluso una que señala que Márquez -paradójicamente uno de los negociadores del acuerdo que después se devolvió para el monte- habría tratado de huir hacia Nicaragua o Cuba y que habría encontrado la muerte en territorio de la República Bolivariana, pero lejos de la frontera.

De Luciano Marín, que es su nombre real, se recuerda que tiene 66 medidas de aseguramiento, 132 órdenes de captura y 28 condenas, es el líder guerrillero con más deudas con la justicia.

Pero, además, mientras que no se confirme qué realmente sucedió, sigue vigente una recompensa por 10 millones de dólares que desde 2020 ofrece Estados Unidos por Iván Márquez, de quien afirma que  tiene una larga historia de participación en actividades relacionadas con el tráfico de drogas, y por eso busca llevarlo ante la justicia para responda.

En medio de este cruce de informaciones que con el paso de los días se espera despejen realmente lo sucedido con el comandante disidente de esa organización armada ilegal, surgieron en el escenario las voces de los presidentes Iván Duque y Nicolás Maduro, con fuertes señalamientos de lado y lado.

Es decir, así como comenzó el gobierno de Duque que el 7 de agosto entrega el poder, así termina con una tensa y rota relación diplomática con el vecino, a cuyo gobierno desconoce al tildarlo de dictadura que viola los Derechos  Humanos de su pueblo.

En este capítulo final ahora lo escuchamos afirmar que Márquez ha estado en Venezuela protegido por el gobierno de Maduro, quien a su vez ripostó acusando a Duque de  querer planear atentados contra el vecino.

Estos fuertes dichos que salen desde la Casa de Nariño y el Palacio de Miraflores indican una vez más como el ‘factor Farc (ahora como disidencia)’ sigue constituyendo un elemento de riesgo para ambos países, máxime cuando al no existir ningún contacto diplomático o consular esto genera mayor desazón.

Y lo que también genera desconcierto es que el disidente frente 33 que hace presencia en el Catatumbo, en estos días, reapareció con una especie de retadora acción en medio de todo este flujo informativo relativo con el atentado en que habría perecido el jefe de la Nueva Marquetalia.

Ocurrió en Tibú, donde según un video se ven hombres armados de ese grupo ilegal pidiéndoles documentos a varias personas en un negocio, como queriendo hacer ver que ejercen autoridad, asunto que fue rechazado por la ciudadanía.

La consideración es que sin duda alguna ni el crimen paga ni traicionar la paz -como Márquez lo hizo es la salida- y mucho menos la lucha armada es la ruta, porque el sangriento desastre nos sigue doliendo y lacerando a todos.   

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