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Los escapados

Quieren canjear su voto por ciertas prebendas, garantías y beneficios imposibles de obtener de otra manera.

Es una forma de corrupción y, de ordinario, pasada por alto, quizás porque es una conducta aprendida en la escuela y que acompaña por siempre al colombiano. Porque desde el aula se practica eso de contestar el llamado a lista y huir, como lo hacen en las corporaciones públicas.

En el Congreso, esta práctica es peor que no asistir a las sesiones, porque en esta se hace evidente la intención de cometer una ilegalidad, pues lo que se pretende al responder al llamado a lista y ausentarse es evitar que el día le sea descontado a quien así actúa, que le marquen la falta probatoria… Salta a la vista el dolo.

Por fortuna, el Consejo de Estado enfrentó esta costumbre corrupta —pues quien actúa así está torciendo la norma para favorecerse ilícitamente—. Parece ser el caso de la representante a la Cámara de la U, Luz Adriana Moreno, a quien un fallo de primera instancia la despojó de la investidura legal de congresista, por responder al llamado a lista e irse y no volver.

Según el Consejo de Estado, la representante Moreno se ausentó en al menos seis plenarias en las que se votaron proyectos entre agosto y octubre de 2015, sin tener justificación válida. Muchas veces, los congresistas se van solo para hacerse buscar del gobierno, interesado en algunos proyectos, y canjear su voto por ciertas prebendas, garantías y beneficios imposibles de obtener de otra manera.

Como consecuencia, si la decisión se mantiene, Moreno no puede ser elegida a ningún cargo de elección popular de por vida.

En el fallo, la corporación consideró que “el solo hecho de haber contestado a lista no prueba la asistencia de la congresista a las sesiones, y encontró probado que después de registrar su asistencia no estuvo presente en las sesiones de la Cámara de Representantes los días 4, 11, 18 y 25 de agosto, y 15 de septiembre y 6 de octubre del 2015”.

Significa esto que para la Justicia un congresista no solo debe registrarse en la sesión, sino demostrar que participó en ella y que votó los proyectos en el orden del día, postura lógica, si se tiene en cuenta que los congresistas son elegidos para que decidan el rumbo del país, y solo se lo decide mediante la votación en sesiones.

La reacción de algunos congresistas, incluida la afectada, pretende desviar el debate sobre el fallo hacia la posibilidad de que el Consejo de Estado esté cambiando lo relativo a la potestad que tienen los congresistas de votar o no, por cuanto obliga a no abstenerse.

Lo que no tienen en cuenta estos congresistas es que abstenerse no es una forma de voto; por el contrario, es de no voto. Votar es un ejercicio en el que, según nuestras costumbres, se deposita una papeleta o se levanta una mano para indicar en qué sentido la persona se expresa. Y, por lo regular, las opciones son pocas: sí, no, en blanco o nulo. Pero abstenerse es no participar, no actuar, no votar.

Abstenerse es una forma de escurrir el bulto ante las obligaciones emanadas del poder conferido por el pueblo. Y en el caso de Moreno, no votó en las ocasiones del fallo. Ni siquiera estuvo en las sesiones. Solo respondió al llamado de la lista y se fue sin regresar. Así, evitaba que le descontaran el día.

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Viernes, 9 de Marzo de 2018
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