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Editorial
Los golpes del bumerán
¿Qué ha hecho tan mal Duque como para recibir este castigo brutal de la opinión pública?
Viernes, 16 de Noviembre de 2018

Es un récord histórico, según los propios encuestadores: nunca antes, desde que se tienen registros, la imagen de un presidente colombiano había sido tan mala en sus primeros 100 días de gobierno, como la de Iván Duque. Para 65 de cada 100 colombianos, es desfavorable.

Tres semanas después de su posesión, según otras encuestadoras, a Duque lo favorecía 54,9 por ciento de los consultados. Hoy es de 34 por ciento, lo que indica un desplome abismal de 20,9 puntos en poco menos de tres meses.

¿Por qué? ¿Qué ha hecho tan mal Duque como para recibir este castigo brutal de la opinión pública?

Si nos atenemos a los comentarios generalizados de la gente, el desplome no tiene que ver con lo que haya hecho, sino con todo lo que los ciudadanos consideran que no ha hecho, y acá caben muchas cosas: la inactividad que le atribuyen, y ese dejar hacer que ha permitido proyectos como la reforma tributaria.

Hay una situación no medida por las encuestas, y que permitiría explicar, en algo, el fenómeno de la mala imagen, y tiene que ver con el hecho de que a Duque le están dando a probar la misma medicina que le facilitó el camino al poder: el uso no ético de las redes sociales.

Es allí donde se afianzan ideas que se traducen en resultados de la encuesta que reflejan en detalle parte de la imagen negativa de Duque; según Cifras y Conceptos, quién realizó la encuesta, a Duque lo catalogan como un presidente sin significado, sin identidad, y lo describen con adjetivos como títere, mentiroso, farandulero e hipócrita.

Su dependencia del expresidente Álvaro Uribe marca a Duque como un títere, por razón de la reiterada distribución de mensajes digitales que incluyen la palabra títere. Similares mensajes lo hacen aparecer como mentiroso: muestran al mandatario en tiempos de congresista y de campaña, oponiéndose ferozmente a anuncios del gobierno anterior de una reforma tributaria y diciendo al inconsciente de las gentes que jamás haría algo similar. Y fue de lo primero que hizo.

Lo de farandulero tiene explicación en la repetida imagen de Duque tocando guitarra o batería, cantando, bailando, y dándole prelación a una visita de Maluma, en momentos en que, desde el sur del país, avanzaba un grupo de estudiantes que pedía una audiencia que jamás se les concedió.

Cuando señalan que Duque es “un presidente sin significado”, dan a entender que es un mandatario al que aún no identifican con una postura en particular y sus actuaciones aún no tienen un impacto real en el día a día de los colombianos.

Es el efecto de las redes sociales, de ese mundo digital que lo catapultó a la presidencia y ahora, como bumerán, lo golpea donde más duele, en la imagen.

¿Qué hará Duque para revertir lo dicho por las encuestas divulgadas ayer? Difícil saberlo, habrá que dar un plazo un poco más amplio para poder evaluar de nuevo su desempeño y la percepción que se siga formando la gente de su gobierno.

Pero, si quiere salir de ese lugar en el que se encuentra hoy, al que parece haberlo llevado su manera de gobernar, quizás necesite hacer cambios rápidos y sustanciales en muchos fuentes, como el que tiene que ver con la reforma tributaria planteada para golpear duramente a la clase media, o también, cambiando a algunos ministros como Alberto Carrasquilla, de Hacienda, cuya imagen negativa es de 84 por ciento. 

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