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Editorial
Más afectados
Hay sectores de los que poco se habla, pero que también están ahí sufriendo por la pandemia.
Lunes, 1 de Junio de 2020

Así como el coronavirus amenaza a todos los humanos por igual, sin importar raza, edad, credo o condición económica, política y social, los efectos sobre las actividades que ellos se desarrollan se expandió como cuando el agua entra por debajo de la puerta e inunda todo lo que encuentra.

Dentro de esos damnificados hay sectores de los que poco se habla, pero que también están ahí sufriendo su propia tragedia como consecuencia del ‘frenazo’ provocado por la pandemia.

En la actualidad vemos que los alumnos de colegios y universidades se encuentran confinados y estudiando desde sus casas, razón por la cual cientos de familias que dependen de las personas que prestan el servicio de transporte escolar están enfrentando inconvenientes, por encontrarse suspendido por la cuarentena.   

También se encuentran en ese listado las canchas sintéticas que en el área metropolitana de Cúcuta eran un negocio que dejaba réditos por alquilarlas para que jugaran fútbol equipos de aficionados, cuyos jugadores pagaban para disputar los partidos. Si la Liga  Profesional colombiana apenas está en proceso de reapertura lenta, se advierte que escenarios como estos tardarán tiempo en el retorno, por los riesgos que implica el coronavirus. 

Leíamos en la edición de La Opinión de ayer una noticia preocupante desde el punto de vista sanitario, sobre la decisión de muchas trabajadoras sexuales que se encuentran en la ciudad de desafiar la COVID-19 y salir a las calles en búsqueda de sus clientes, hecho que acarrea de por sí graves inconvenientes.

Tienen ahí las autoridades de salud al igual que aquellas que desarrollan la política social, emprender una acción especial en ese frente poblacional, porque es indudable que es mejor cuidar de ellas y apoyarlas con mercados periódicamente e inducirlas desde ya a encontrar otro tipo de actividad para la búsqueda de sus recursos económicos y, lógicamente, hacerles un cuidadoso seguimiento de salud.

Las administraciones municipal y departamental están llamadas a ejecutar una acción especial de apoyo social, económico y de salubridad temporal a este grupo de trabajadoras, como se ha venido haciendo con otros grupos también afectados por la pandemia. 

En momentos que Cúcuta entró en el proceso de reactivación de las actividades económicas, no es posible permitir que  vaya a quedar una especie de cabo suelto como ese, puesto que es indispensable mantener el distanciamiento físico y social que no permiten ni los abrazos ni los besos ni los saludos de manos, porque el coronavirus los volvió de alto riesgo.

Como ahora la vida nocturna está cerrada porque no hay una manera adecuada de que en una discoteca o un bar se guarden dos metros de distancia entre los clientes, bien sea cuando vayan a tomar o salgan a bailar, la percepción inicial es que dicha actividad continuará apagada durante más tiempo, situación que debe también tener una resolución de tipo social.

No es desconocido que allí hay una gran fuerza laboral que ha quedado cesante  que no tiene como cumplir sus obligaciones  ni tampoco garantizar que los suyos no sean golpeados por el hambre y que incluso no tengan para sobrevivir, razón por la cual la Alcaldía de Cúcuta  y  la Gobernación de Norte de Santander, con el apoyo del Gobierno Nacional, deben entrar a cobijarlos con planes sociales por esta emergencia pandémica. Como se nota, por  donde se mire, el coronavirus sigue generando graves inconvenientes.

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