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Ministerio del Deporte

El hecho de contar ahora con un vocero permanente en el Consejo de Ministros es ya un salto largo para el deporte.

Egan Bernal, cinco años antes de coronarse campeón del Tour de Francia, tuvo que pedir ayuda por Facebook para representar a Colombia en el Mundial de ciclomontañismo en Noruega. El cucuteño Jossimar Calvo, el mejor gimnasta colombiano, hizo lo mismo en algún momento, así como pasa ahora en la gimnasia rítmica femenina, donde seis niñas irán al suramericano, una de ellas con apoyo de la federación, y el resto con dinero de sus familias.

Tanto en Norte de Santander como en muchas otras regiones del país, se escucha que el patinaje, el yudo, karate, taekwondo, bicicrós, atletismo, natación, tenis, entre otros deportes, tienen que pedir ayuda al sector privado y hasta los mismos padres de familia deben ayudar, para que vayan a competir, por más que los institutos departamentales y municipales les den algún aporte que la mayoría de las veces no alcanza.

Describimos esto para manifestar la esperanza de que la entrada en operación del Ministerio del Deporte, con Ernesto Lucena como el primer ministro de esa cartera, sea el inicio de una nueva era para el impulso, desarrollo y promoción de las actividades deportivas en Colombia, empezando por un presupuesto robusto alejado de la burocracia, en que la inversión en deportistas prime sobre los gastos de funcionamiento.

El hecho de contar ahora con un vocero permanente en el Consejo de Ministros es ya un salto largo para el deporte, porque desde allí podrá plantear, defender y sacar adelante las estrategias, planes y proyectos que conduzcan a los deportistas colombianos a transitar por caminos menos tortuosos, unos, y otros, lograr mejorar y superar las conquistas alcanzadas hasta el momento.

Por ejemplo, ya los congresistas nortesantandereanos tendrán a donde dirigirse para hablarle al ministro y pedirle la vigorización de las ligas en todas las disciplinas, con el fin de emprender acciones de masificación, por ejemplo, en rugby, tenis y gimnasia, pero también que se cuenten con los dineros necesarios que garanticen la participación en competencias nacionales e internacionales.

Los semilleros de las escuelas deportivas es otra de las apuestas que debe jugar ese ministerio para contar con unas bases sólidas que permitan la formación permanente de los atletas que irán llegando a reemplazar a quienes ya han cumplido su ciclo, con el propósito de evitar que la cadena se rompa y siempre el país cuente con potenciales estrellas en cada deporte.

Y lo más importante es que ese ministerio trabaje a profundidad en la fijación de una política pública deportiva con metas concretas al corto, mediano y largo plazo, con el fin de ir consolidando el desarrollo humano desde el área deportiva, que como se ha pregonado siempre, es una de las mejores y más efectivas herramientas para la protección de la juventud de los fantasmas de las drogas, la delincuencia o la deserción escolar.

Por cierto, hay que dejar bien resaltadas las siguientes palabras del presidente Iván Duque cuando le dio posesión a Ernesto Lucena en el Ministerio del Deporte: “(…) no hay burocratización del deporte, lo que hay es una estructura de planeación, que busca llevar más recursos a nuestros territorios, más recursos a los deportistas y no a los contratistas”.

Miércoles, 18 de Septiembre de 2019
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