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Motos y más motos

Es muy importante la generación de la cultura vial que es la mejor manera de ayudar a impulsar la movilidad ordenada.

Las cifras entregadas por los concesionarios muestran que en Cúcuta y el área metropolitana la motocicleta se ha convertido en el vehículo preferido, razón por la cual es muy importante la generación de la cultura vial que es la mejor manera de ayudar a impulsar la movilidad ordenada en las calles de la región.

Muchos datos y actuaciones hacen ver a la mayoría de los motociclistas como los ‘villanos del camino’, porque en Colombia el 50% de ese parque automotor no cumple el requisito de la revisión técnico-mecánica, y un volumen importante de los dueños y conductores le sacan el cuerpo al SOAT.

Ser evasores de estos dos requisitos básicos constituye, de por sí, un factor de alto riesgo tanto para ellos, como para los peatones y otros usuarios de las vías como los automovilistas y los conductores de carga  y de transporte público de pasajeros.  

La razón es sencilla. Al desconocerse el estado de las motos, se eleva la posibilidad de verse involucrados en accidentes provocados por fallas inesperadas en donde la vida  la vida del conductor del parrillero y de terceros queda expuesta peligrosamente. No hay que esperar hasta que todo penda de un hilo para ir a cumplir la normatividad, cuando ya es demasiado tarde. Eso es irresponsable y peligroso.

Lo mismo ocurre con circular sin el SOAT, porque en eventualidades graves, no tienen como responder por la atención médica y asistencial de las personas que atropellen o afecten en algún accidente en que se vean involucrados. A veces, la multa es lo de menos, lo urgente es enseñarles a las personas que utilizan la motocicleta para transportarse o para trabajar, que cumplir la ley implica una responsabilidad de talla  mayor con ellos mismos los demás.

Es decir, los motociclistas deben ser conscientes que no hacer la revisión técnico-mecánica y tampoco tener SOAT es una cuestión de vida o muerte.

Verlos anticipando por la derecha, cuando está prohibido; divisarlos casi que atropellando  a las personas que se bajan de las busetas; o ser testigos de cómo los famosos domiciliarios se pasan los  semáforos en rojo, se suben a los andenes para  cruzar raudos en caso de trancón sin importarles que puedan lesionar a los transeúntes, es un espectáculo citadino que desdice del comportamiento ciudadano.

Ojalá en esa estrategia de generar cultura vial en los usuarios de motocicletas y de eliminar el estigma de este medio de transporte, anunciada por los  distribuidores, se les inculque la cultura ciudadana a los motociclistas, para que dentro del respeto, la urbanidad, el civismo y las buenas costumbres ayuden a borrar varios de los elementos que alimentan el caos vial.

“Convertir a los usuarios de motocicletas en un actor vial que no afecta al tráfico de la ciudad”, es la meta a alcanzar en esta inmensa tarea, de acuerdo con lo expuesto por los difusores de la idea. De verdad que es necesario hacerlo en una región donde a  diario se matriculan 55 de esos vehículos, porque así como a ellos, después debe hacerse lo propio con los taxistas, los conductores de buses y busetas, los automovilistas y quienes manejan vehículos de carga. Y, sin duda, al peatón también debe enseñársele a comportarse en la interacción con los carros y motos para que se bajen los accidentes bajo ruedas. 

Jueves, 20 de Febrero de 2020
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