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Norte de Santander en la ONU

No queremos perder el optimismo y la esperanza y vamos a estar pendientes de la Asamblea de la ONU.

La Asamblea General anual de las Naciones Unidas que se instala  en Nueva York y en la que está previsto intervenir, el próximo miércoles por segunda vez el presidente de Colombia, Iván Duque, se va a cumplir en un contexto de crisis y confrontación por las tensiones entre Estados Unidos y el Medio Oriente, las guerras comerciales, el cambio climático y el fenómeno de las migraciones que se extiende por todo el planeta. 

Son los temas gruesos de este nuevo periodo de sesiones de la ONU, a los que, necesariamente hay que agregar por su tremendo impacto social, económico y humanitario en la región, la cada vez más creciente tensión entre Colombia y Venezuela, cuyas relaciones podría considerarse que atraviesan su peor momento, y sin que se pueda avizorar con certeza una salida pronta. 

En Norte de Santander y en nuestras zonas de fronteras tenemos que estar pendientes y atentos más que en años pasados de esta asamblea, a la que concurren cerca de 200 líderes del mundo entero.

El presidente Duque ya está en la ONU y comenzó a desplegar una serie de acciones diplomáticas y comerciales, cuyo objetivo central es asegurar, concretar y lograr traer para estas regiones proyectos industriales y cuantiosas inversiones que posibiliten reactivar nuestra maltrecha economía y ponernos en la ruta del desarrollo. No es una tarea fácil.

Para asegurar y poner en marcha los nuevos proyectos que nos permitan dejar atrás la pobreza y el atraso se necesitan las condiciones de seguridad y estabilidad institucional que, desafortunadamente, hoy no están dadas. 

Como no lo han estado en las últimas tres décadas. 

El gobierno del presidente Duque es consciente de esta situación y por eso es por lo que se ha empeñado y viene trabajando en consolidar el proceso de paz con las Farc y derrotar a los grupos armados y violentos que persisten en sus acciones ilícitas.  

Pero preocupan también para el merecido propósito de atención y rescate de Norte de Santander, la guerra verbal y la batería de insultos, agresiones e improperios que estamos contemplando en los últimos días entre Caracas y Bogotá. 

Los propios gobernantes se hacen recriminaciones mutuas y se lanzan diatribas y amenazas que en nada contribuyen a la búsqueda del entendimiento y la comprensión que deben existir entre dos pueblos hermanos.

Entre tanto, Cúcuta y Norte de Santander siguen recibiendo todos los días a los venezolanos que dejan su país y cargando la cada vez más pesada carga de la migración con todas sus tragedias y secuelas.       

No queremos perder el optimismo y la esperanza y vamos a estar pendientes de la Asamblea de la ONU. Pero la dura realidad nos está diciendo otra cosa.

Domingo, 22 de Septiembre de 2019
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