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Nuestro Proceso de Paz

Quizá nadie se imaginó hace un lustro que la violencia se ensañaría en forma despiadada contra los firmantes del acuerdo, sus familias y sus territorios.

Cinco años después de la firma de los acuerdos de paz entre la guerrilla de las Farc y el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos, este proceso avanza en medio de dificultades, acciones violentas y saboteadoras de sus enemigos, temores e incertidumbres.

Quizá nadie se imaginó hace un lustro que la violencia se ensañaría en forma tan despiadada contra los firmantes, sus familias y sus territorios.

Pero en medio de tantas calamidades y desgracias sigue representando todavía una fuente de inspiración para el mundo, según lo proclamó ayer el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Los acuerdos pusieron término a casi 60 años de guerra que significaron miles de muertos, desaparecidos, mutilados, desplazados, masacres atroces, víctimas y damnificados en varias regiones del país.

Fue un cese al fuego que el mundo celebró con esperanzas. Aunque estos primeros cinco años no han sido color de rosa, el proceso de paz con la exguerrilla de las Farc avanza en medio de las dificultades y los tropiezos, con el apoyo y acompañamiento de la comunidad internacional.

Los acuerdos, con el cese bilateral de las hostilidades por parte de la guerrilla y las fuerzas del Estado, permitieron que más de 13.000 combatientes dijeran adiós a las armas y tuvieran la oportunidad de reiniciar su vida en la sociedad civil, y también de tener una participación política en el Congreso. Igualmente se propuso una reforma rural integral para apoyar y transformar el campo.

Además, se inició el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos, se estableció una Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), una Comisión de la Verdad, una Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas y se concertó la implementación, verificación y refrendación del acuerdo final, es decir, garantizar que sí se está cumpliendo.

Sin embargo, muchos de estos puntos siguen sin cumplirse y tanto excombatientes como víctimas del conflicto reclaman aún su reparación.

El secretario general de la ONU, quien está en Colombia con motivo de los cinco años de este histórico acuerdo, hizo la advertencia de que tanto las partes, como la sociedad colombiana y la comunidad internacional, no han de omitir “los enormes desafíos y factores de riesgo” a los que se enfrenta la consolidación del proceso a largo plazo, principalmente focalizado en la violencia y especialmente en territorios indígenas y afrocolombianos.

El último reporte de António Guterres, que abarca el período del 26 de junio al 24 de septiembre de 2021, informa sobre el asesinato de 14 excombatientes de las Farc -EP, lo que aumenta a cerca de 300 la cifra de muertos desde la firma de los acuerdos.

En paralelo, se han registrado 158 asesinatos de defensores de derechos humanos en el país, lo que preocupa a la comunidad internacional.

Pero hay también buenas noticias como los proyectos productivos, las cooperativas, microempresas y emprendimientos puestos a andar en las zonas rurales y en las ciudades por los excombatientes. Un hecho importante para destacar es la decisión de Estados Unidos de sacar a la antigua guerrilla de las Farc de la lista de organizaciones y grupos terroristas.

En Norte de Santander y en la zona de frontera, que fueron escenarios de la guerra entre las Farc y el Estado colombiano, quedamos a la expectativa y esperanzados de que los acuerdos de paz se van a seguir fortaleciendo para el bien de todos.

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Miércoles, 24 de Noviembre de 2021
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