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Editorial
Nuestro puente
El puente Mariano Ospina Pérez comprueba que la región necesita rutas bien dotadas con toda su infraestructura de última generación para garantizar su conectividad y competitividad.
Domingo, 15 de Septiembre de 2019

Al puente Mariano Ospina Pérez, con más de 60 años de servicio, ya era hora que lo pusieran en la agenda para proceder a construir uno nuevo, teniendo en cuenta que se encuentra en una ruta muy importante para la conectividad regional y para la salida de los productos de exportación locales e internacionales hacia los puertos de embarque.

Bien es sabido que a futuro se va a construir la doble calzada Cúcuta-El Zulia, proyecto con el cual ese viaducto requeriría ser más grande, es decir, no solo de dos sino de cuatro carriles, como lo están reclamando hoy los gremios de la producción.

Eso es verdad y la región necesita rutas bien dotadas con toda su infraestructura de última generación para  afianzar el despacho de los productos de Norte de Santander desde y hacia los puertos del  Atlántico y el transporte multimodal por los puertos del Magdalena, para que sean enviados hacia los países compradores, además de los productos que se originen en la región del Catatumbo y que se comercializan en Cúcuta.

La lógica señala que si van a hacer uno nuevo, pues que de una vez sea una estructura que soporte el flujo vehicular tanto de pasajeros como de carga, con mejor velocidad, más espacio y con menos posibilidades de trancones.

Pero si ahora lo hicieran así, de cuatro carriles, dos quedarían sin una ruta a donde ir, porque la vía Cúcuta-El Zulia todavía no tiene ese ancho requerido, luego la región tiene que unirse para reclamar varias cosas para que ese sueño de un gran puente tenga un final feliz.

Primero, que siga adelante todo lo que se ha hecho para que el Instituto Nacional de Vías  saque adelante los estudios y diseños del nuevo viaducto, los cuales deben empezar antes de finalizar septiembre, y que de acuerdo con lo que se ha conocido, el plazo para que estén listos vencería en enero del año entrante. Eso ya implica un importante kilometraje recorrido para empezar a cambiarle la cara a este tramo de esta vía hacia los pueblos del Occidente.

Este paso, por donde también cruzan los buses que van para Ocaña y la Costa Atlántica, al igual que las volquetas cargadas de carbón y los camiones con mercaderías de diversa índole, necesita de otra infraestructura para los próximos 60 años o más, luego hay que pasar a la fase de la financiación y consolidación de los recursos para su construcción.

Pero y ahí viene el pero. Cuándo hagan la ampliación de la carretera, ¿qué sucederá? Pues para que en ese tiempo, que ojalá no vaya a ser muy largo, se incluya en el proyecto el compromiso de instalar otro puente al lado del existente, para de esa forma gozar de cuatro carriles bidireccionales cruzando sobre las aguas del río Zulia, lo cual desde ahora, debe dejarse escrito y reconfirmado

Como muy bien lo han dicho y expuesto las organizaciones gremiales, este puente que es fundamental en el corredor Cúcuta–Tibú, buscando la salida y entrada al Catatumbo, y entre Cúcuta-Ocaña, buscando la integración con los puertos férreos y fluviales del Magdalena,  requiere de las inversiones necesarias para que la región mejore su red vial en beneficio de las comunidades en su intercomunicación terrestre, además de garantizar el movimiento constante de importaciones y exportaciones nortesantandereanas.

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